Difícil || Akaashi Keiji

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–¿Vendrás la próxima vez, ___?– me pregunta un animado Hinata.

Es verdad que Bokuto ya me había hablado sobre ese tema. En verano iba a haber otro campamento, este de una semana.

–¡Claro! Será en vacaciones, así que no tengo nada que hacer– sonrío alegre. Durante esas semanas la tienda del viejo cierra, así que no tengo que trabajar. Y respecto a los turnos nocturnos... he decidido que haré una pequeña pausa.

–¿Entonces podremos tener otro partido?– esta vez es Noya quien habla, con una gran sonrisa.

–¡Esta vez te ganaremos!– los dos hacen un puño con sus manos, ilusionados.

Me encojo en mi sitio con una mano en el corazón y la otra tapando mi vista de ellos.

–Demasiada... ternura... creó que moriré...

–¿Ah?

De nuevo a la vez inclinan su cabeza hacia un lado, con cara de confusión. Caigo sobre mis rodillas mirando hacia abajo.

–Su adorabilidad es superior...

–¡Nishinoya! ¡Hinata! ¡Al bus, nos vamos!

–¡Sí!– gritan a la vez, comenzando a alejarse

–¡Entonces nos vemos!– se despide por último la mandarina.

–¡Adiós, Karasuno! ¡Más os vale ser mejores para cuando nos volvamos a ver!

Me giro hacia mi equipo, que estaban despidiendo también al Nekoma. Al fin y al cabo, estamos en nuestra escuela. Corro un poco y salto en la espalda de Akaashi.

–Pareces un flacucho, pero en verdad estás fuerte– le digo apoyando mi mentón en su hombro con tono fastidiado. La vida es injusta, yo soy un muñeco hinchable comparado con él. No se lo esperaba y apenas se movió un poco cuando me tiré encima suya.

–No sé si es un insulto o lo contrario.

Ni se molesta en intentar que me baje, ya está acostumbrado a que haga esa clase de cosas. Además, peso poco y él hace ejercicio para algo. Si no puede cargar conmigo que entrene más.

–Mhm... ambas– suelto una pequeña risa y apoyo ahora la frente en su hombro, casi coincidiendo con la curva del cuello para tener oscuridad–. Tengo sueño, al final me quedé despierta hasta muy tarde.

Al hablar noto cómo un escalofrío recorre su cuello, dejándole la piel de gallina.

–No hagas eso– mueve su cabeza hacia un lado, haciendo que me separe. Suelto una risa casi inaudible.

–¿Te molestan los escalofrío? Qué débil.

Aún recuerdo cuando era pequeña y me dedicaba a soplarle en el cuello a todo con el que me cruzase. Era muy divertido ver sus caras de molestia. Aún lo recuerdo y me río.

–Algo así...– responde después de unos segundos de silencio.

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–___-chan, hoy te toca quedarte a limpiar después de clases.

–___-san para ti, estúpido. Y ya lo sé.

–Genial, te estaré esperando para empezar.

–¿Qué?– miro rápidamente hacia el lado, temiéndome lo peor de lo que acabo de escuchar.

El chico más... empalagoso, idiota, egocéntrico e hipócrita del curso (por no decir de la preparatoria entera) me miraba con una sonrisa de tonto. Nishimura Satoshi, el delegado y chico más popular de la clase. De verdad que no entiendo a la gente.