La repentina falta de movimiento me hace despertar. Abro los ojos molesta y puedo ver a todo el mundo ya levantándose y haciendo ruido. Pongo una mueca, quiero seguir durmiendo.
Mientras observo a todo el equipo moviéndose por el bus, me doy cuenta del dolor de cuello que siento. Miro hacia arriba, por fin lo suficientemente despierta como para entender que estoy apoyada sobre Bokuto, y que el muy gordo también se echó encima mía. Al final había acabado con una posición antinatural que hace que me duela todo el cuerpo.
–KOUTARO– grito en desesperación al chico encima mía, que ni con el movimiento de personas a su lado se despertaba.
–¡No me pegues!– responde asustado, ya de pie ante la posible amenaza de mi voz.
–Ya llegamos, Koutaro.
Con pequeños movimientos llenos de parsimonia voy estirando cada músculo de mi cuerpo. Giro con cuidado el cuello y levanto los brazos para desperezarme, haciendo que se me taponen los oídos durante un momento. Aún con lentitud me levanto y recojo la bolsa de deporte que había dejado tirada en el suelo, en donde traía la ropa suficiente para pasar una semana.
El campamento comenzaba, deseadme suerte.
–¿Por qué no podíamos volver a hacerlo en el Fukurodani? Me habéis hecho madrugar mucho...– pregunto a nadie en concreto cuando por fin estoy fuera del transporte.
–Se va rotando, esta vez le tocaba al Shinzen– me responde alguien para terminar con un bostezo que se me contagia.
–Tenemos que ir a prepararnos– dando unas palmadas, el entrenador llama la atención de todo el mundo–. Pronto llegará el Karasuno.
Comenzamos a subir una cuesta hacia la preparatoria donde pasaríamos la próxima semana. Al parecer el Nekoma ya había llegado y nos recibió ante el gimnasio junto el Shinzen.
–¡Gato sarnoso!– exclamo al ver a Kuroo, que ya estaba hablando con Bokuto.
–Oh, ¿os la teníais que traer de nuevo?– con un gesto de fastidio, el pelinegro mira al capitán del Fukurodani, que solo sonreía en dirección a ambos.
–Yo sé que en el fondo me quieres– respondo dándole un toque en el moflete con mi dedo índice. Haciendo un gesto rápido aparta mi brazo de un manotazo.
Observo mi mano. Observo mi objetivo. Y empieza la persecución, con una sonrisa sádica en mi boca todo el tiempo.
Después de un rato en el que ya estaba cansada por la malditamente baja forma que tengo, se oye un motor acercándose. Todos miramos en la dirección del sonido, un bus se acercaba.
–¡Karasuno!– digo al darme cuenta de quiénes son. Ignorando al chico al que estaba persiguiendo, me cerco al camino de tierra por el que viene el pequeño bus y agito una mano para saludar al equipo.
En cuanto el transporte puede parar y abre las puertas, el dúo de segundo sale con unas ganas que para mí serían imposibles a estas horas.
–¡___-chan!– exclaman a la vez.
–¡Ryu!¡Noya!– también grito. Levanto ambos brazos y me chocan con fuerza.
Comparten neurona, son geniales.
–Ryu, informe de la situación con Kiyoko– susurro para el más alto, llevándome la mano a la boca–. ¿Algún avance?
El semblante del chico cambia inmediatamente a uno serio. Cierra los ojos y cruza los brazos, asintiendo varias veces con la cabeza y soltando graves «mhm».
–La semana pasada... me tocó el hombro.
–ESO ES GENIAL, RYU– empiezo a saltar animada, con ojos emocionados.

ESTÁS LEYENDO
Difícil || Akaashi Keiji
Fanfiction___ Nakamura es una persona... difícil. Poca gente se le hace agradable, siente un odio extraño hacia casi todos. Eso y su fuerte carácter es lo que la ha llevado a estar marginada la mayor parte del tiempo, además de que cuando la conoces bien, pue...