Capítulo 5

198 25 2
                                    

Para Rodrigo, la llamada de Carlos fue sorpresiva.

Sabía que ese hombre era de alta confianza, de alguna manera siempre se lo demostró, era un beta bastante agradable y que siempre estuvo para darle apoyo emocional, y también con sus celos que muchas veces eran demasiado fuertes. Carlos, al ser un beta, no podía percibir el aroma de las feromonas y por ende, siempre fue de confianza para Rodrigo cuando no estuvo Arturo para calmarle el celo.

A pesar de que habían hablado el día anterior en la mañana para preguntarse por algunas cosas referentes a sus empresas y sobre algunos otros asuntos financieros, le sorprendió que le hablara a la mañana siguiente, ¿acaso había encontrado algo mal en sus planes de negocios o algo por el estilo?

Rodrigo procedió a contestar. —Carlos, buenos días. ¿Cómo estás? —Preguntó, mientras se recargaba un poco en su asiento. —¿A qué se debe tu llamada?

—Buenos días, Rodrigo. Estoy bien, gracias. —Carlos quería ir directo al grano pero no sabía cómo abordar el tema del todo. —Ah, pues llamaba solo para saludarte. —Ciertamente eso no era cierto y sus risas lo delataban, Rodrigo sospechó que quería algo y su rostro cambió a uno un poco misterioso.

—Bien sabes que eso no es verdad. Tus risas no dicen eso, algo buscas. —Pero el omega no se sentía mal con respecto a eso, seguramente quería hacerle una broma o algo por el estilo. —¿Qué es?

—Es imposible que te engañe, ¿verdad? —Carlos suavizó su tono de voz y dio un suspiro. —Ayer te vi muy meloso con Arturo en la cafetería. Bueno, Marcus y yo los vimos. —Terminó de decirlo y luego procedió a suspirar. —Me sorprende que no nos notaran.

Rodrigo se sintió un poco tenso y ruborizado, pero menos mal la persona que los vieron eran Carlos y Marcus, lo cual le hizo sentirse en cierta parte bien. —Bueno, teníamos ya tiempo sin vernos. —Fue lo único bueno que se le ocurrió decir. —Lo que sí me preocupa, es que intente marcame. Él está casado, incluso tiene hijos. Desconozco si ha marcado a su esposa, pero en caso de que sí lo haga... es imposible e ilegal.

—No te preocupes, por lo que sé y me dijo, no hay un vínculo de ese tipo. —Carlos siguió pensando en aquellas palabras de Rodrigo. —Pero sí, preocupa el hecho de que está casado y en algún momento quiera marcarte, y ahí sí... cuando eso pase, será muy difícil que ustedes puedan estar separados.

—Lo sé. —A Rodrigo, el hecho de ser marcado por el alfa no le molestaba, pero el problema eran los medios de comunicación y el posible conflicto que desarrollaría con Carlos Slim. —Eso me asusta un poco, y ni hablar de su suegro...

—Tranquilo. Sé que ambos podrán manejar bien la situación, ¿no? —El beta trató de animar a su amigo.

—Me preocupa que por mi culpa, pierda todo lo que ha conseguido con su suegro. Si se enterara de lo que estamos haciendo, no sé qué podría pasar. —Aquello era importante, crucial. ¿Acaso tendría que alejarse de Arturo para que no tuviera problemas con Slim?

—No pienses en eso. Tú tranquilo, cualquier cosa, Marcus y yo estamos para apoyarte. —Esperaba que con eso lograra levantar el ánimo de Rodrigo, cosa que consiguió ya que escuchó un suspiro de alivio. —Si necesitas alguna escapada y que no se vean involucrados, díganme y yo les ayudo.

—Gracias Carlos, eres un buen amigo. —Aunque no pudieran ver sus rostros en la llamada, Rodrigo sonrió. —Puedes contar conmigo para lo que sea.

—Gracias, te dejo. Solamente quería ver cómo estabas. —Carlos tenía trabajo que había aplazado por estar hablando. —¡A ver cuándo nos vemos! Sería interesante reunirnos a comer. —Soltó unas risillas. Luego colgó.

Rodrigo suspiró y soltó otra risa. Tendría que platicarle de ello a Arturo, por suerte se iban a ver a la hora de la comida.

Artigo - Mi omega destinado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora