Capítulo 2

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N/A: Aquí está el siguiente... Así que... a Hermione le está resultando difícil no pensar en cierta persona... hmm... me pregunto por qué.

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Cuando Hermione se fue a dormir esa noche, intentó con todas sus fuerzas despejar su mente, pero por más que lo intentó, una imagen seguía apareciendo. Ojos negros en un rostro largo y pálido, boca delgada, rojos labios apretados.

Levantó su almohada y la golpeó violentamente como si fuera un saco de boxeo. Volviendo a arrojarse sobre ella trató de erradicar el rostro de Severus Snape de sus pensamientos. No pudo.

Hermione finalmente permitió que su mente se hiciera las preguntas que había estado tratando de evitar toda la noche. ¿Por qué él había estado mirándola fijamente durante la cena? ¿Por qué ella le devolvió la mirada?... ¿Por qué ella reaccionó del modo que lo había hecho en el pasillo? Se había sentido como... No. Estaba claramente angustiada.

Él era vil. Era miserable. Era feo. Se dijo estas cosas una y otra vez hasta que estuvo segura de creerlas.

Se dio la vuelta, más confundida que nunca. La reacción de ella no era más desconcertante que la acción inicial de él de mirarla. Lo había sentido como si hubiera estado intentando ver su alma.

Hermione cerró los ojos con fuerza. Estaba tan cansada. Necesitaba desesperadamente que el sueño llegara a ella. Mientras su mente se iba a la deriva, se dio cuenta vagamente de que tenía Pociones mañana por la tarde. Intentó no reconocer que la sensación de temor que normalmente sentía en estas ocasiones no era ahora tan aguda.

La mañana transcurrió despacio. Por una razón que Hermione no se preocupó por admitir, el tiempo se estaba arrastrando.

Almorzó, dando la espalda a la mesa del profesorado, sin mirarla una sola vez, tratando de ignorar la extraña sensación que se acumulaba en su núcleo.

Luego, a las dos en punto tenía su siguiente clase. Se engañó a sí misma pensando que necesitaba revisar su horario y lo miró – Pociones. Correcto.

Caminó hacia las mazmorras, descubriendo que tenía que aminorar sus pasos ocasionalmente. Miró la hora. Llegaba casi diez minutos antes. Al menos estaba compensando por la última vez. La puerta estaba abierta. La habitación tenuemente iluminada olía fuertemente a especias peligrosas y brebajes embriagadores. Entró, cerrando la puerta tras ella.

No había señales de él en ninguna parte y caminó con confianza hasta un escritorio, esta vez más cerca del frente. No se preguntó por qué. Dejando sus libros, miró a su alrededor. Todavía no había señales de nadie. La sala era muy familiar para ella, pero se dio cuenta con un ligero sentimiento de vergüenza de que nunca antes se había tomado tiempo para asimilar ningún detalle. Miró a su alrededor ahora. No podía negar la naturaleza intrigante y fascinante del lugar, y se regañó a sí misma por no haberlo notado antes. Miles de viales, botellas y tubos se alineaban en los estantes altos. Frascos de ingredientes exóticos e inauditos estaban colocados apretada pero ordenadamente sobre otros, y multitud de instrumentos extraños y parafernalia llenaban vitrinas y armarios. Inhaló profundamente. El olor que había inspirado tan a menudo la golpeó repentinamente como por primera vez. Era rico, estimulante... sensual.

Por fin se movió hacia el escritorio de él, vacilando por un momento. Entonces su curiosidad se apoderó de ella y deslizó la mano sobre la lisa madera oscura, estudiando los pergaminos, las plumas y las botellas de líquidos no identificables que descansaban ordenadamente sobre él.

Se inclinó sobre él, examinando con cuidado una botella en particular.

"Señorita Granger."

Sofocó un grito de repentina sorpresa y se dio la vuelta. Él estaba parado a sólo un pie detrás de ella.

Fuera de las ProfundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora