Capítulo 10

184 20 0
                                    

¡Este capítulo en realidad es sólo un poco de diversión chispeante para todos vosotros! Traviesa, traviesa Hermione. Después de éste, habrá bastante más emoción y diálogo – y, no os preocupéis, ¡todavía repleto de delicias humeantes!

Por favor, tened en mente, que aunque Hermione y Severus claramente están disfrutando de la dinámica que implica su relación ilícita, ella es su alumna sólo nominalmente. Tendrá veinte en su próximo cumpleaños, y es una mujer desarrollada por completo. Ésta es una relación entre iguales, a pesar de los pequeños juegos que puedan jugar juntos. Pero no pueden existir en su neblina institucional para siempre... ¿pueden...?

Disfrutad. x

*********

Hermione finalmente se abrió camino hacia Aritmancia. Su cuerpo aún chispeaba con el placer de su encuentro con Snape, y le resultó virtualmente imposible concentrarse en la lección.

Mientras la voz del Profesor Vector la arrullaba a un estado semi-catatónico, reprodujo los momentos entre ellos hasta ahora, y se quedó impactada por el contraste entre ellos.

Ésta no iba a ser una relación sencilla.

Ella no esperaría ni exigiría nada menos de Severus Snape.

Sabía, después de su tierno momento de conexión en su dormitorio, de la dulce intimidad que podía existir entre ellos, y estaba segura de que eso se repetiría, pero su vientre se retorció y palpitó con el recuerdo de los desesperados encuentros ilícitos sobre su escritorio, y ahora en los oscuros rincones de la Escuela Hogwarts. No podía negar que los anhelaba tanto como cualquiera.

Y ahora él estaba satisfaciendo ese anhelo; jugando y burlándose de ella. Se deleitaba en ello y estaba decidida a dar lo mejor de sí. Si no podían vivir su relación abiertamente, aprovecharían al máximo la necesidad y el juego entre ellos que su engaño y secreto provocaban.

Después de la manera en la que la había abandonado en el corredor (no era que estuviera quejándose), estaba decidida a luchar por recuperar algo de control sobre él.

Entró a cenar deliberadamente tarde, sólo justo a tiempo para un pequeño bocado del plato principal. Mantuvo los ojos bajos, pero sintió su presencia de inmediato. Sabía que sus ojos estaban ardiendo en ella desde la mesa alta. Su piel hormigueó y sus entrañas se apretaron. Lo imaginó de nuevo, tan duro y profundo dentro de ella, su mano apretada brutalmente sobre su boca jadeante. Le tomó toda su fuerza de voluntad no mirarlo.

Para el postre, se colocaron pesados cuencos de fruta ante los estudiantes. Una punzada de hambre repentina sobrecogió a Hermione, y alcanzó un durazno rápidamente.

Lo mordió, la dulce carne madura de la fruta sucumbiendo a su repentina necesidad. Cuando alzó los ojos, inadvertidamente cayeron en los de él. El deseo sin diluir estaba escrito claramente en su rostro. Hizo una pausa, una oleada inmediata de humedad desbordándose desde su núcleo.

Luego, despacio, se llevó el melocotón a la boca, asegurándose de que sus brillantes ojos no dejaran los de él ni un momento. Sus labios se separaron y permitió a su lengua un breve parpadeo a su alrededor, luego volvió a bajar la boca sobre la piel aterciopelada de la fruta, y hundió los dientes deliberadamente en ella. Snape estaba congelado, su mano apretando un cuchillo hasta que los nudillos se volvieron blancos.

Masticó despacio y tragó la tierna carne en su boca, sus labios ahora brillando con el jugo. Vio su respiración acelerarse. Su lengua revoloteó para capturar un chorrito de jugo que bajaba por el costado del durazno. La mantuvo ahí brevemente antes de volver a meter la lengua en la boca y chupar, mordiéndose el labio inferior.

Fuera de las ProfundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora