Capítulo 7

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"Nunca serás tú".

Montserrat Harrison.

Llegamos al edificio, claramente hice lo imposible por no decirle absolutamente nada. No quería hablar con él, necesitaba estar a metros de él. Pero al contrario de eso, estábamos a unos pequeños y dolorosos centímetros.

—Quiero ver a Sofy —dije deteniendo mis pasos.

Él se tomó la frente antes de darse la vuelta.

—¿Cómo por qué? —Preguntó brusco.

Rodé los ojos.

—¿Te interesa? —Le encaré.

Una sonora carcajada salió de su boca, y casi me quedé embobada viéndolo.

—Olvidalo —suspiró—. Ya terminó su turno, tienes que esperarla hasta que amanezca.

Después de decir esas palabras rió con sarcasmo.

¡No lo podía creer! Era el ser más estúpido que había conocido, en verdad, solo hacía más que complicar las cosas, nada más.

—Necesito una habitación —confesé.

Se cruzó de brazos y su semblante se tornó serio.

—Dormirás en mi apartamento —afirmó—, y no quiero protestas, ni excusas, ni una sola mierda.

Estaba segura que estaba enfadado, y yo lo estaba muchísimo más, no entendía porque se comportaba como una niñita. ¡Me estaba poniendo de pelos!

—Bien —accedí—. Pero después de esto, nadie vuelve a ver a nadie.

Noté como la mandíbula de Dominick se tensaba.

—¿Quién quería hacerlo? —Respondió dándose la vuelta.

¡Maldito sea! Esas palabras lograron que quisiera golpearlo hasta satisfacer mi enojo. Sin embargo, subí al ascensor con una sonrisa en los labios.

Dominick me había transformado, y se lo iba a demostrar.

Llegamos a su piso y a su puerta, y sin dirigirme ni una sola mirada entró al apartamento. Se dirigió a su habitación y cerró de un portazo.

Odioso.

Me recosté en el sofá, y suspiré.

No entendía como todo había cambiado en un santiamén. Era imposible de creer, hace un día estaba llorando en los brazos de Dominick, y de pronto... volvió a cerrarse en su burbuja invisible.

Una burbuja que era contra todo y todos.

Apestaba tener ese sentimiento en el pecho, ese de querer salvar a alguien que ni siquiera quería ser salvado.

Escuché el sonido de una puerta abrirse, claramente era de la habitación de Dominick.

Venía sin camisa y con unos pantalones de dormir.

Observé con detenimiento cada parte de su precioso cuerpo, y algo más sorprendente aún... No había notado que tenía un tatuaje sobre el hombro, era un pequeño dragón siendo herido y apresado.

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