Capítulo 4

5 2 0
                                    

"Me agrada".

Montserrat Harrison.

Una semana después de el reencuentro con Dominick, mi vida había cambiado por completo, estaba más feliz, él era un muy buen amigo, aunque bastante callado y tajante, era gracioso a veces.

En esa semana hablamos muchísimas cosas, bueno, la que hablaba era yo, él solo escuchaba atento y hacía bromas al respecto, pero me agradaba muchísimo pasar tiempo con él.

Lo que logré que me contará fue poco, al menos ya sabia su nombre completo, y que por cierto tiene un nombre muy lindo. Su color favorito es el negro —como era de esperarse—, le encantan los cigarros, le encanta la comida china, y tiene veintiún años.

Nunca sacábamos temas familiares, ya que por alguna razón, yo sabía que mi apellido no le agradaba en lo absoluto, y a él no le interesaba hablar de ellos.

Ese día iba saliendo de la universidad con Erick, íbamos riendo hasta que visualicé a Dominick afuera de ésta con la misma morena de la feria. Yo sabía que era mi  amigo, pero no entendía porque razón se me había revuelto el estómago.

Intentando ignorarlos pasé justo a la par de ellos, con un pensamiento en la cabeza; «que no me note, que no me note», pero como obviamente, nunca me sale nada bien...

—¡Mocosa!—Me llamó.

La verdad, no sabía porque me decía mocosa, pero cada vez que me miraba decía «hey, mocosa», así que me acostumbré.

—Hey, hola —murmuré.

La morena me vio de arriba a abajo y rodó los ojos, me sentí pequeña e indefensa. ¿Por qué rayos me hablaba cuando estaba con su conquista?

—¿Iras al parque esta noche? —Preguntó serio.

Ese era nuestro pequeño secreto, todas las noches nos encontrabamos en el parque, charlábamos y mirábamos las estrellas, cosas pequeñas que parecen insignificantes, pero que en realidad, eran las más importantes.

—No lo sé, supongo —respondí con un encogimiento de hombros.

Él me observó con el ceño fruncido, quizás confundido por mi respuesta, pero no me gustaba hablar enfrente a gente que claramente no lo agradaba, como su morena conquista.

Dominick estaba a punto de responder cuando Erick llegó a mi lado, me rodeo los hombros con su brazo y me apretó a él, me sentí extremadamente nerviosa.

¿La razón? Dominick.

Su semblante había cambiado por completo, estaba serio y observando la zona donde estaba el brazo de Erick.

Me sentí pequeña.

—¿Te llevo a casa, castaña? —Preguntó Erick con una sonrisa.

Iba a aceptar, juro que lo iba a hacer, pero otra voz se me adelantó.

—No, ha quedado conmigo —dijo Dominick.

Mi ceño se frunció y lo volteé a ver incrédula y confundida. Él no me daba ni una sola mirada, solo observaba a Erick, que en ese mismo instante; tenía los ojos entre cerrados.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora