Capítulo 9

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POV´S MALIE:

Vulnerable, odio sentirme así y así me siento cuando visito a mis padres, como si volviera a ser una bebé llorando entre las faldas de su madre, eso me hace sentir agotada y por más infantil que se escuche, cuando me siento de esa forma me gusta comprarme un helado y sentarme a ver el mar, hasta que me sienta mejor, luego al campo de tiro a recordarme quien soy.

Me subo sobre mi moto, me pongo el casco y enciendo, salgo del cementerio mientras que observo el camino.
Yo solo espero poder hacer las cosas bien.

Mi hermano aun no me llama con insistencia, se siente bien que me esté dando mi espacio, pero sé que no durara mucho tiempo, tengo que aprovecharlo y disfrutar de la paz que siento cuando no tengo a Dante llamándome cada cinco segundo, o a Kesha en un audífono gritándome. Son pocas las veces que salgo sola a ser una persona normal y cuando pasa verdaderamente lo disfruto.

Entro al parqueo de la plaza, me detengo en el lado de las motos, me bajo, camino al ascensor, escuchando las pláticas diversas de las personas que vienen junto a mí. Normalmente me importa muy poco lo que las personas comentan, tengo suficiente con los chismes de la organización, pero, esta conversación me interesa. Junto a mi tengo a las hijas del señor Edmund Sposti, uno de los socios mayoritarios de Arthur Fiore, ambas hablan del funeral que se llevara a cabo en esta semana.

—el señor era tan amable— murmura la menor, Laura.

—por Dios, Laura no hables de lo que no sabes— la señorita Clarisse reprende a su hermana, con mirada de espanto, carraspea, me da una breve mirada y luego observa a su hermana— no deberías de hablar de esos temas no son de nuestra incumbencia.

La señorita Laura me dirige una breve mirada, no las estoy mirando a ninguna de las dos, de hecho, finjo escuchar música, pero, aun así, tienen que ser precavidas, si alguien las escucha hablando del honorable señor Fiore de mala forma podrían morir, sin importar de quienes sean hijas.

Este lugar se rige por la mafia y las paredes tienen oídos, que se vuelven informantes, así que mejor hay que tomar precauciones cuando de esa familia se habla, claro si no quieres terminar muerto.

Las puertas del ascensor se abren, las señoritas Sposti salen antes que yo, yo paso junto a ellas y sé que me están mirando, tal vez se preguntan que tanto escuche, la verdad no lo sé y no me interesa. La plaza está llena de personas, eso sinceramente me pone algo incomoda, los gritos, las personas que chocan conmigo, no me gusta, así que me apresuro rápido a mi destino, pero algo me detiene y es el hecho de que siento que me están siguiendo, no sé si es paranoia o que.

Camino hasta una tienda de ropa interior femenina y ambos hombres se acercan, y aunque lo dudan por un momento entran, así confirmo que no estoy paranoica.

Ya no puedo ni comerme un halado en paz.

Doy una vuelta observando la fina lencería que a veces amo usar, camino entre los pasillos de ropa interior costosa y llego a la puerta de la tienda, salgo fingiendo que no sé qué me están siguiendo, camino hasta las escaleras de la plaza, ya que tomar el ascensor no es muy seguro, bajo con paso rápido las escaleras, esquivando con delicadeza a las personas para no empujar a nadie, siento sus pasos detrás de mí, es abrumador.

Supongo que Artemis ya sabe quién soy, son sus matones.

Bajo hasta el sótano, camino con paso rápido y me subo sobre mi moto, levanto la cabeza y veo a los chicos acercarse a mí, por suerte un auto se detiene frente a ellos y me da unos segundos, enciendo la moto, me pongo el casco y salgo del estacionamiento rápido.

Con los malditos Fiore, vivos no puedo tener un segundo de paz.

Bueno, supongo que tendré que empezar mi plan más rápido de lo que me imagine, lo que es estresante, pero yo sé que puedo, yo siempre puedo. Son solo obstáculos y estos se saltan, sigues adelante y ganas.

Tierna Maldad (#Fusco1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora