ahí me encontraba, con el celular en la mano, mirando la casa que no hace mucho visite.
mark me había pasado su número celular, mandándome un mensaje con la dirección, gracioso ya que la conocía. no comprendía porque la casa de taeyong, si mal no recuerdo, yubin me había dicho que a pesar de tener los mismos apellidos, no se parecían en nada. me intrigaba saber, pero en estos momentos mi mentalidad estaba puesta en que volvería a estar con la belleza del instituto, necesitaba aquella delgada adrenalina en mi sistema.
apreté la pantalla justo dónde el logo del teléfono estaba. coloqué el celular en mi oreja derecha mientras mi pie daba leves golpes en el suelo, esperando que la persona con quien me juntaba salga.
me aterraba el hecho de que alguien del colegio pase por acá, ya que muchos vivían cerca, además de que muchas chicas vienen y le dejan obsequios a taeyong.
— minhyung, estoy en la puerta. — respondí cuando me agarró la llamada al quinto tono.
— no te vayas donghyuck, ya salgo. — su tono de voz sonaba mucho más grave por el parlante, y se podría decir que las mariposas de nervios hicieron una carrera para ver cuál era la que más rápido salía en gritos.
me causaba gracia que nos llamemos por nuestros nombres daba como un toque más de seriedad a la situación, reactivaba la llama de lo prohibido y me recordaba el odio que le tenía a ese tipo.
le tenía desprecio, pero me encontraba en la puerta de su casa esperando tener sexo con él.
una parte de mí me decía que me de media vuelta y corra, deje las cosas en la puerta y saliera lo más rápido posible. cuándo decidí tomar esa opción, la puerta fue abierta mostrando a la persona cuál no quería ver nunca en mi vida, la piel suave, el cabello desarreglado y los ojos café desnudando mi anatomía, mostrando cada parte de su ser mientras mordía sus labios teñidos de un leve color cereza.
— creí que correrías. — dijo, mientras abría más la puerta y se apoyaba en el umbral, dejando el espacio para que pasase.
— estuve por hacerlo. — respondí agarrando con fuerza la bolsa, mirando a ambos lados y empezando la caminata al mismo infierno.
— ¿qué te detuvo? — preguntó cuándo estuve a su altura, a centímetros de él.
— me hago la misma pregunta. — me sentía vulnerable, débil, quería llorar y volver a casa, a mi viejo hogar, pero mi corazón quería estar ahí, bombear a gran velocidad, estar así unos minutos más hasta reventar.
esta vez pude admirar más el lugar, los grandes sillones, las paredes altas y llenas de cuadros raros, la cocina con su isla flotante de madera clara.
— ¿por qué la casa de taeyong? — interrogué.
— vivo aquí desde los cinco años. — dijo sin interés. Quería preguntar por qué, pero temía a la respuesta. — los padres de taeyong me adoptaron, no existe paradero de los míos. — respondió tranquilamente.
— ¿pasó algo...?
— en mi mente no existe un rostro para ellos. según el orfanato, un día abrieron la puerta y vieron a un bebé de pocos meses en una caja. — caminamos por el pasillo, la espalda ancha de mark estaba frente a mí, tenía ganas de abrazarlo.
— que mal. — quería preguntar, mentiría si dijera que todo me daba igual, que no me interesaba su vida o cosas así, era muy curioso.
— no tan malo, vivo en esta mansión y tengo a todo un colegio entre mis piernas. — decía son simpleza.
— ¿aburrido? — comenté son sarcasmo.
— sip, me agota que las chicas sean tan fáciles, y luego los novios vengan a gritarme o buscar pelea mientras que sus novias me pidieron tener sexo con ella. — llegamos a la puerta de su habitación y abrió — pasa.
— entonces, ¿buscas adrenalina? — dije sin pensar.
— exactamente, ¿y qué mejor que mi rival para que la sangre fluya? — pasé saliva, su sonrisa victoriosa estaba a la luz. — y por lo que veo, crees que cavas tu propia tumba. no te preocupes, — dijo tirando de mis muñecas hasta llegar a la cama y sentarme sobre ella, quedando el mayor sentado en cuclillas frente mía — seremos sólo compañeros de sexo, lo normal. — guiñó un ojo.
— ¿sólo sexo? — repetí, asintió con los ojos abiertos y una sonrisa de labios. — eso ganas tú, ¿y yo? — por dios haechan, ganas los mejores orgasmos de tu vida, ¿eso no es suficiente?
— ¿eres curioso? — asentí — responderé a todas tus dudas, se ve que te intriga un poco mi vida. — abrí los ojos, ¿intrigarme?
— te crees muy alto pero — empecé a formular pero la voz grave del otro me interrumpió.
— no me creo muy alto, sólo que se ve que te tragas las preguntas. — mordí mis labios con miedo. — mierda, creí que tendríamos sexo pero ahora veo que gané una amistad. — rio con ironía.
todavía tenía la bolsa en la mano, por lo que la dejé en el suelo y me estiré en el colchón, pasando mi lengua por mis labios y sonriendo tiernamente. — ¿este no es el momento dónde te tiras encima de mí y me haces gemir mientras pierdes el control?
— sip, definitivamente esto es adrenalina. — sacó su camisa a cuadros y se tiró sobre mí, dejando una mano a cada lado de mi cabeza, separando mis piernas con sus rodillas y acercando su boca a la mía.
enredé mis piernas a su cintura y lo acerqué a mí.
— agh. — dijo cuándo su bulto tocó el punto exacto. —antes eras tímido, mierda. — volvió a unir sus labios con los míos, a sincronía nos movíamos.
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𝖋𝖗𝖔𝖟𝖊𝖓 𝖐𝖎𝖓𝖌 ❱ ᵐᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏ
Fanfiction❚ los dos chicos más populares de la secundaria se odian, aunque llevar una vida doble donde tienes un trato sexual con el mismísimo lobo que detestas no se escucha nada mal. ❛ no me agrada que seas cálido con los demás, pero me excita ver que ere...