𝖑𝖎𝖓𝖉𝖔

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caminaba con la cabeza agachada, admirando el suelo de baldosas rojas con detalles en blanco y alguna mezcla entre manteca y beige. sujetando con fuerza las correas de mi mochila, tragando duro y caminando a fuerte paso, escuchaba con total claridad a las chicas del pasillo murmurar sobre el nuevo chico, aquel que entraba este mismo día, con notas excelentes y por lo visto, muy guapo. me sorprendía que su información sea tan clara y de buena calidad, aunque sólo lograba sacarme una risa interna al notar que aquellas jóvenes, no supieran mi nombre o alguna característica física simple.

con las mejillas ruborizadas por los nervios y gracia, ignoré alzar la vista, chocando con quien sabe quien. sólo era consciente que hice caer los libros del otro, pasando saliva y pensando en algún golpe o regaño del contrario, nervioso al escuchar a aquellas chicas respirar con tono sorprendido. parecía que el rudo de la institución había chocado contra mí, un niño débil, de apariencia tierna y dulce, con sutil maquillaje y respiración, de espalda no tan ancha y brazos no tan llenos de músculo.

mordía con impaciencia mi labio inferior, esperando algún grito. pero mi respiración fue pausada al sentir una mano ajena, delicada y llena de amor, diría yo, pero helada al punto de que te estremecías y pedías a gritos y temblores una frazada.

¿estás bien? — dijeron. aquella mano fría, envolvía con suavidad mis azabaches cabellos. levanté mi mentón, abriendo en par mis finos ojos. el rostro contrario parecía moldeado, hecho a mano por un mismo dios, su piel tan suave emanaba ternura, calidez, y sus ojos, sus malditos orbes desprendían frialdad sin toque de brillo. Y sus tallados labios no mostraban ninguna sonrisa, sólo abiertos sutilmente, mostrando con discreción sus dientes.

 — logré decir, hipnotizado por el otro.

genial — la mano que envolvía mis cabellos, despeinó estos y se retiró, al igual que el rostro y figura, sólo quedaba pegada su frialdad y aroma a vainilla, el aroma de los dioses mismos.

vaya suerte tiene ese niño. — escuché decir. sonreí, cómo se era de esperar.

típica situación de historia mal paga, o de película americana. la mujer choca con el hombre más guapo del mundo, ambos se miran por instantes, entablan una conversación y terminan besándose como si se conocieran de toda la vida.

para mi adorable facción, no entable nada más que una situación absurda, un choque frío y sin ganas, contra, quien se apodaría como el popular. en mi defensa, quiero llegar a la dirección y preguntar sobre mi aula, extraño el protagonismo



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𝖋𝖗𝖔𝖟𝖊𝖓 𝖐𝖎𝖓𝖌  ❱ ᵐᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora