𝖑𝖎𝖕𝖘

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los labios de mark sabían a sandía, con un toque de vodka, su textura era suave y cálida. nuestras bocas se movían en sincronía, sus dientes tiraban de mi inferior y su lengua apenas tocaba la mía. el interior tenía gusto mentolado y fresco, una mezcla celestial. su cuerpo hizo presión con el mío, acorralándome en el colchón y su anatomía. una de sus manos paró en mi mejilla, mientras mis dedos vagaban lentamente a su espalda, siendo clavados en el mismo instante que nuestras lenguas empezaron a bailar en sincronía, en el momento que su brazo presión y una de sus rodillas abría mis piernas, dejando que repose entre medio.

el aire empezó a faltar, ganando y haciendo que ambos nos separemos tomando una gran bocada. En ese preciso segundo, la puerta de habitación fue abierta.

mark, asco. ¿qué haces en tu habitación si hay una fiesta? — una voz rasposa y torpe apareció, irreconocible.

taeyong, sabes que no me gustan tus líos. vete. — podría jurar que el tono de mark estaba dos tonos más bajo y que estaba mucho más que molesto con el famoso taeyong.

vete al diablo. — la puerta se cerró de un portazo.

perdona eso. — dijo mientras se sentaba y pasaba una de sus manos por su rostro.

no importa, yo también acepté así que ambos tenemos la culpa. — sonreí y me levanté del colchón, queriendo salir de esas cuatro paredes, de aquella casa con música a tope.

¿a dónde vas? — preguntó sujetándome de la muñeca con brutalidad, sus cejas estaban arqueadas y su mirada estaba prendida fuego.

¿me voy? — respondí mezclado con confusión.

me disculpo por el grano de taeyong, no por besarte. joder, tienes un caramelo de labios. — quiso tirarme del brazo pero lo alejé, haciendo que se levante y me empuje. mi espalda quedó pegada a la pared, mis manos palmadas en ellas y los dedos de mark bordeando mi rostro mientras volvía a besarme pero esta vez con más suavidad y delicadeza, como si no me quisiera romper por nada en el mundo.

el sonido chicloso de sus labios y los míos siendo acariciados, el cómo nuestras salivas se mezclaban con los contactos de nuestras lenguas. quería dejar marcado en la tierra que aquel beso, este jodido beso con aquel idiota, era el mejor del universo.

una de las rodillas se interpuso entre mis piernas, otra vez, y comenzó a acariciar mi entrepierna, automáticamente un jadeo fue liberado.

vaya modo de decir que te gusta, bebé. — se separó lo necesario de mí y me guiñó un ojo. Me dejó un beso en el párpado y se tiró contra su enorme cama. — y dime, ¿ya has tenido sexo con un chico? — despeinó sus cabellos y mordió su labio inferior. negué con la cabeza. — tampoco yo, será algo nuevo para ambos. — susurró.

¿q-qué?

oh vamos, no pensaste que sólo nos besaríamos, ¿no? — asentí. — estabas muy equivocado. — se sentó en el borde la cama y agarró mis manos con ternura, colocándolas con dulzura sobre su regazo. — ¿soy el único que le agrada el aura que desplazamos cuándo estamos juntos? — arquee las cejas.

¿cómo? — estiré una de mis piernas a un costado, colocando todo mi peso en ella y suspirando.

el aura, la energía. — asintió con la cabeza pidiendo que entendiese, negué. — ¿nos odiamos? — asentí — pero, ¿nos besamos? — volví a mover la cabeza — y, ¿no te excito? — la respiración se me había pausado, el corazón corrió una maratón y mi labio fue encerrado entre mis dientes.

sí, me excito. — solté, sabiendo que ahora, sería otro más del grupo patético de mark.

perfecto. — pasó sus brazos por mi cadera, dejándome entre sus piernas y comenzó a dar caricias a mis muslos con sus pulgares.

ahora entiendo porque todas quieren estar contigo, si haces mucho juego previo. — burlé.

no hago juegos previos con nadie. — confesó.

si claro, y yo tengo una cintura bonita — acababa de cavar mi propia tumba.

si te soy sincero, tienes una cintura muy bonita, pero de algún modo es excitante y me gustaría tocarla — sus ojos cerrados y la tranquilidad de su voz, el cómo se escuchaba todo tan sincero y adorable, amado.

mark, ¿de casualidad estás borracho?

no, casi nunca bebo — volvió a decir.

me daba miedo, el tono con el que confesaba todas aquellas cosas parecía que eran sinceras, que no mentía, pero era mark, el bastardo que se acuesta con todas las chicas del instituto y me deja en ridículo frente a todo el colegio.

la puerta fue golpeada, y un gritó se escuchó.

mierda, ¡mark! ¡¿tienes condón?! — el castaño rio.

¡que no! ¡y deja de molestar! — un gruñido se escuchó del otro lado y como los pies eran golpeados contra la madera del pasillo.

veo que no haremos nada.— dije riéndome de mi mismo, por hacerme una imagen e ilusionarme como todas.

no no, tengo, pero para nosotros. — guiñó un ojo y me tiró contra el colchón, haciendo caricias en mi cabellera y juntando sus labios con los míos.

como si el tiempo volara, la única prenda que llevaba puesta desapareció, junto a la de mark, su piel era suave y con un aroma tan particular, juraría que a frambuesas

este es el momento dónde tu empiezas a gemir y yo pierdo el control. — dijo en burla y volvió a besarme, dejando mis piernas a sus costados. automáticamente me estremecí al tacto de los dedos fríos de mark con mi estómago.


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𝖋𝖗𝖔𝖟𝖊𝖓 𝖐𝖎𝖓𝖌  ❱ ᵐᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora