Con sus padres muertos y la inminente amenaza de que Voldemort gana terreno en el mundo mágico, a Annabelle ahora Black se le complican las cosas con la vida de las personas que ama en juego. Sus poderes siguen creciendo cada día y una nueva parte d...
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... [ANNABELLE]
Era jueves, un día peculiarmente macabro. Y no lo digo solamente por el hecho de que sea un jueves, si no por la apariencia de ese jueves...el día era gris, triste, casi inspiraba miedo. Apenas eran las siete de la mañana y no tenía clases hasta las once, de cualquier forma no iría pero para el rubio dormido en la cama frente a mí no habían razones para estar despierta a ésta hora.
Sin embargo, lo observaba y lo detallaba. Sus facciones y su tranquilidad al descansar, no sabía que pasaría después de volver de la misión junto a Harry y el director hoy, y aquello me daba algo de miedo, estar allí de pie y que fuera mi última vez a su lado en mucho tiempo, mi piel se erizó con ese pensamiento y mordí mi labio.
Acomodé la camisa de Draco sobre mis hombros para darme algo de calor, y caminé alrededor de la habitación buscando algo de calma, estaba ansiosa y muy nerviosa...Tenía miedo de que algo le ocurriera al rubio, a Theodore, a Blaise...incluso a Katherine, a Harry, o a Ron, a Hermione...a las personas que amaba. Recordé lo que mi madre me había dicho y mi mente colapsó entre tantos pensamientos.
Pero considero haber sido salvada -Si era una palabra que se pudiera usar en ese momento.- por los quejidos de Draco sobre la cama, se removía inquieto y gotitas de sudor bajaban por su frente, corrí hacia él y me senté a su lado empujandolo suavemente para despertarlo, pero no funcionaba.
Cerré los ojos y busqué con mis manos ambos lados de su cabeza. La energía corrió por mis brazos como sangre, y me concentré en calmar su estado actual, pero pequeñas imágenes de su pesadilla pasaron por mi cabeza haciendome retroceder de golpe a la par que él despertaba.
-Annie -Susurró, yo tenía la vista clavada en mis manos y respiraba rápido, él se incorporó y me tomó de las mejillas revisandome, parecía algo paranóico pero solo estaba asustado.
-Estás bien -Lo abracé y me senté sobre su regazo acariciando su cabello. Pronto me tomó de la cintura y me acomodó sobre su cuerpo, cubriendome con las sábanas negras y aferrandose a mí -Solo fue un mal sueño -Susurré con las orejas pegadas a su pecho, podía escuchar su corazón acelerado.
-Tenía miedo de no despertar y que fuera realidad -Asentí entendiendo por qué.
-Pero despertaste...estás aquí, estoy aquí -Respondí trazando pequeños garabatos sobre su pecho desnudo con pequeños destellos de energía que lograron tranquilizarlo.
-Te amo -Murmuró con los ojos cerrados, giré mi cabeza para verlo y me acerqué a sus labios, dejando un beso corto.
-Y yo te amo a tí, duerme...Estaré aquí cuando despiertes -Le dije para tranquilizarlo, y así cayó de nuevo en los brazos de Morfeo, pero para mí no fue tan sencillo, las imágenes de la pesadilla de Draco recorrían mi cabeza.