Capítulo XLII

427 36 3
                                    

—Lo sé —jadeó Harry—. Lo llevaremos al castillo. Lo entregaremos a los dementores. Puede ir a Azkaban. Pero no lo matéis.

—¡Harry! —exclamó Pettigrew entrecortadamente, y rodeó las rodillas de Harry con los brazos—. Tú... gracias. Es más de lo que merezco. Gracias.

—Suéltame —dijo Harry, apartando las manos de Pettigrew con asco—. No lo hago por ti. Lo hago porque creo que mi padre no habría deseado que sus mejores amigos se convirtieran en asesinos por culpa tuya.

Nadie se movió ni dijo nada, salvo Pettigrew, que jadeaba con la mano crispada en el pecho. Black y Lupin se miraron. Y bajaron las varitas a la vez.

—Tú eres la única persona que tiene derecho a decidir; Harry —dijo Black—. Pero piensa, piensa en lo que hizo.

—Que vaya a Azkaban —repitió Harry—. Si alguien merece ese lugar; es él.

Pettigrew seguía jadeante detrás de él.

—De acuerdo —dijo Lupin—. Hazte a un lado, Harry—Harry dudó—. Voy a atarlo —añadió Lupin—. Nada más, te lo juro.

Harry se quitó de en medio. Esta vez fue de la varita de Lupin de la que salieron disparadas las cuerdas, y al cabo de un instante Pettigrew se retorcía en el suelo, atado y amordazado.

—Pero si te transformas, Peter —gruñó Black, apuntando a Pettigrew con su varita—, te mataremos. ¿Estás de acuerdo, Harry?

Harry bajó la vista para observar la lastimosa figura, y asintió de forma que lo viera Pettigrew.

—De acuerdo —dijo de repente Lupin, como cerrando un trato—. Ron, no sé arreglar huesos como la señora Pomfrey pero creo que lo mejor será que te entablillemos la pierna hasta que te podamos dejar en la enfermería.

Se acercó a Ron aprisa, se inclinó, le golpeó en la pierna con la varita y
murmuró:

—¡Férula!

Unas vendas rodearon la pierna de Ron y se la ataron a una tablilla. Lupin lo ayudó a ponerse en pie. Ron se apoyó con cuidado en la pierna y no hizo ni un gesto de dolor.

—Mejor —dijo—. Gracias.

—¿Y qué hacemos con el profesor Snape? —preguntó Hermione, en voz baja, mirando a Snape postrado en el suelo.

—¿No lo podemos dejar aquí?—dijo Scamander.

—Me gusta como piensas, _____(Tn)—dijo Black— pero no sería mi correcto.

—No le pasa nada grave —explicó Lupin, inclinándose y tomándole el
pulso—. Sólo os pasasteis un poco. Sigue sin conocimiento. Eh... tal vez sea mejor dejarlo así hasta que hayamos vuelto al castillo. Podemos llevarlo tal como está. —Luego murmuro—: Mobilicorpus.

El cuerpo inconsciente de Snape se incorporó como si tiraran de él unas cuerdas invisibles atadas a las muñecas, el cuello y las rodillas. La cabeza le colgaba como a una marioneta grotesca. Estaba levantado unos centímetros del suelo y los pies le colgaban. Lupin cogió la capa invisible y se la guardó en el bolsillo.

—Dos de nosotros deberían encadenarse a esto —dijo Black, dándole a Pettigrew un puntapié—, sólo para estar seguros.

—Yo lo haré —se ofreció Lupin.

—Y yo —dijo Ron, con furia y cojeando.

Black hizo aparecer unas esposas macizas. Pettigrew volvió a encontrarse de pie, con el brazo izquierdo encadenado al derecho de Lupin y el derecho al izquierdo de Ron. El rostro de Ron expresaba decisión. Se había tomado la verdadera identidad de Scabbers como un insulto. Crookshanks saltó ágilmente de la cama y se puso el primero, con la cola alegremente levantada, Mankie por su lado se restregó en Crookshanks y camino a su lado.

____(Tn) no había formado nunca parte de un grupo tan extraño. Crookshanks y Mankie bajaban las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin, Pettigrew y Ron lo seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape,
flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba. Harry, Hermione y ella cerraban la marcha.

Fue difícil volver a entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que
ladearse para conseguirlo. Lupin seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Harry los veía avanzar de lado, poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía en cabeza. Harry iba inmediatamente detrás de Sirius, que continuaba dirigiendo a Snape con la varita. Éste, de vez en cuando, se golpeaba la cabeza en el techo, y ___(Tn) tuvo la impresión de que Sirius no hacía nada por evitarlo y sonrió.

—¿Sabes lo que significa entregar a Pettigrew? —le dijo Sirius a Harry
bruscamente, mientras avanzaban por el túnel.

—Que tú quedarás libre —respondió Harry

—Sí... —dijo Sirius—. No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy
tu padrino.

—Sí, ya lo sabía —respondió Harry

—Bueno, tus padres me nombraron tutor tuyo —dijo Sirius solemnemente—, por si les sucedía algo a ellos... — ¿Quería decir Sirius lo que ella se imaginaba?— Por supuesto —prosiguió Black—, comprendo que prefieras seguir con tus tíos. Pero... medítalo. Cuando mi nombre quede limpio... si quisieras cambiar de casa...

Scamander sabía que no debía de escuchar pláticas ajenas pero iba demasiado pegada a Harry.

—¿Qué? ¿Vivir contigo? —preguntó, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que sobresalía del techo—. ¿Abandonar a los Dursley?

—Claro, ya me imaginaba que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—. Lo comprendo. Sólo pensaba que...

—Pero ¿qué dices? —exclamó Harry; con voz tan chirriante como la de
Sirius—. ¡Por supuesto que quiero abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?

Sirius se volvió hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius
no le importó.

—¿Quieres? ¿Lo dices en serio?

—¡Sí, muy en serio!

En el rostro demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que ____(Tn) había visto en él. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara del consumido. Durante un momento se pudo reconocer en él al hombre que sonreía en la boda de sus padres. Nadie volvio a hablar hasta que llegaron al final del túnel.

Crookshanks y Mankie salieron primero, disparados. Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas. Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a Harry, a Hermione y ella . No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendieron el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando. Ella solo veía hacia el castillo, sabía que tenía que hablar con su padre a cerca de lo que vivió este año. Quería saber en qué animal se podía convertir.

Harry Potter y La Chica ScamanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora