Capítulo 7

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Cuenta Tini
Mi amiga me miraba atónita.

Cande: Pobre... digo, entiendo que se haya sentido horrible cuando se enteró de lo que le pasó a su mejor amigo mientras él no estaba, pero no es motivo para que te odie ni para que te diga todas esas cosas. Vos también la pasaste mal, y te llevaste la peor parte.

Tini: No me odia Cande, al parecer su manera de desquitarse y expresar su tristeza es desquitándose conmigo, pero no me odia. Perdió a su amigo de toda la vida de una manera horrible, y supongo que se pregunta por qué le pasó eso a Ricky en vez de a mi.

Trataba de convencerme más a mi misma que a mi mejor amiga.

Hizo una mueca.

Cande: Hay que ponerle los puntos a Sebastian, no entiendo que le pasa, él no es así.

Me encogí de hombros.

Tini: Ya está.

Cande: Que ustedes dos nunca se hayan llevado bien no es excusa, simplemente no tiene fundamentos para sacar esas conclusiones de vos, y que te haya pedido perdón no quita que haya estado mal.

Le conté todo sobre mis últimos encuentros con Sebastian en estos seis meses, menos esa parte donde sus labios estuvieron a milímetros de tocar los míos. Ni siquiera yo sabía que había pasado ni por que me dejé llevar, pero no quería que eso me volviera loca, y por eso vine a pasar el día a la casa de mi mejor amiga. Además, también tenía que pedirle unos apuntes de una materia de la facultad que me estaba haciendo la vida imposible, ya que ahora gracias al accidente estaba más atrasada que el resto de mis compañeros con quienes arranqué la carrera.

Miré el montón de fotografías que tiene Cande en su mesita de luz, pero fue una la que más me llamó la atención. Al darse cuenta que yo miraba con nostalgia esa foto, estiró su brazo y me la pasó.

Ambas sonreímos.

Cande: Esa fue una noche hermosa.

Tini: Si, fue hermosa.

Esa fue la noche que se conocieron Sebastian y Cande, fue mucho antes de que él se fuera a Estados Unidos. Ricky y yo apenas llevábamos unos meses de relación, íbamos a un boliche para festejar el cumpleaños de un amigo de los chicos. Ricky y yo tuvimos la idea de presentar a nuestros mejores amigos a ver si surgía algo entre ellos, pero claramente no funcionó porque Cande y Sebastian son como el agua y el aceite, sin embargo los dos siempre se llevaron muy bien, a comparación de mí que seguía teniendo mis opiniones sobre el amigo de mi novio.

La petisa volvió a poner la foto en su lugar, se acomodó al lado mío, yo me acurruqué a ella, la abracé fuerte y me devolvió el abrazo. Nos quedamos así durante varios segundos.

Tini: Extraño a Carola.

Cande: Yo también.

Suspiró y me soltó.

Cande: No sé si sabías, pero Sebastian fue uno de los que donó sangre para vos y para ella.

Sabía de las donaciones, pero no tenía idea de que Sebastian había sido uno de ellos.

Tini: ¿En serio? No sabía nada.

Cande: Si, habían perdido muchísima sangre las dos y cuando los doctores dijeron el tipo de sangre que necesitaban, Sebastian se ofreció enseguida porque era compatible.

Sentí algo muy fuerte adentro mío.

Tini: ¿Por qué yo nunca me enteré de eso?

Se encogió de hombros y miró a un punto fijo.

Después | SebastiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora