Capítulo 18

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Cuenta Tini
Sentía que el tiempo era el tablero de un juego sin fin y yo era su única pieza. Ya habían pasado ocho eternos meses del terrible accidente que le dio un giro a mi vida, y ya había pasado una larga semana desde la última vez que Sebastian y yo hablamos en esa llamada. No quería que nos volviéramos a cruzar por cuestiones de su trabajo y el mío, y por suerte eso no había pasado de nuevo, pero a pesar de eso, quería saber como estaba porque en todo este tiempo que llevo conociéndolo nunca lo había escuchado hablar así. Debatía en mi mente qué es lo peor que podía pasar si le escribía.

Cande: ¿Me estás escuchando?

Mi amiga, que estaba parada en el frente de la cama, se llevó las manos a la cintura y sus labios formaron una línea recta.

Tini: No, perdón, me colgué.

Llevé la frazada que me cubría hasta la altura de mi pecho y la subí hasta mis hombros. Ella se sentó en el borde de la cama y me miró preocupada, sabía que se veía un interrogatorio, así que busqué mi celular entre las sábanas y pretendí leer algo de mi interés.

Cande: ¿Qué te pasa?

Tini: Nada.

No aparté los ojos de la pantalla.

Cande: Odio verte así de nuevo, se siente como un flashback.

La observé y su semblante había cambiado de preocupado a triste, teniendo en cuenta que se veía hermosa. Cande había venido a mi casa para arreglarse porque iba a salir ya que en la facultad ya no nos cruzábamos tanto como quisiéramos, y quedamos en que ella vendría a casa a prepararse y así pasar tiempo juntas, aunque yo no iría porque simplemente no tenía ganas.

Tini: Estás muy linda.

Cande: Vos también, incluso en estas fechas, pero no me cambies de tema Tini.

Puse el celular en la mesita de luz y suspiré.

Tini: Tranquila, estoy bien, solo que no estoy de humor, eso es todo.

Hizo una mueca.

Cande: Pero te pusiste así de la nada amiga.

Tini: Todos tenemos días buenos y días malos.

Me miró sin entender, se levantó de la cama y caminó hasta el espejo para darle los últimos retoques a su pelo.

Cande: ¿Te volviste a ver con el pibe?

Tini: ¿Qué pibe?

Fingí no saber a qué se refería.

Cande: El que te chapaste y no me queres decir ni su nombre.

Tini: Si, nos vimos otra vez.

Cande: ¿Y?

Tini: ¿Y qué?

Se giró.

Cande: ¿Y qué pasó?

Esquivé su mirada.

Tini: Nada importante, la verdad.

Me fulminó con la mirada y se cruzó de brazos.

Cande: No te creo, pero está bien.

Caminó por todo el cuarto buscando su pequeño frasco de perfume. Al encontrarlo se colocó de pies a cabeza haciendo que el divino y exquisito olor se impregnara en el aire.

Cande: Acordate que somos amigas, y las amigas estamos para escucharnos, aconsejarnos y hablar mal de las personas jajajaja.

Me hizo reír.

Después | SebastiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora