Capítulo 8

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Cuenta Tini
Al salir de la facultad fui directamente al departamento y esta vez si le avisé con días y horas de anticipación.

No tenía idea de cómo manejarme frente a él después de lo que pasó en el auto hace dos semanas, pero no estaba en mis planes cancelar mi ayuda con la mudanza ya que principalmente lo quería hacer por Marlene y Ricardo, sus padres. Mientras subía por el ascensor repasé el plan: llegar, saludar, mantenerme todo el tiempo ocupada e irme cuando Danna se vaya.

Mis hombros se relajaron cuando escuché voces adentro del departamento. Abrí la puerta con la llave que Marlene me dio y lo primero que vi al entrar fue a Danna atravesando el living con una caja grande entre sus manos. La rubia vestía ropa deportiva y tenía el pelo atado con una colita alta, de notaba que estaba agotada pero su cara de porcelana estaba impecable.

La envidié un poco por eso.

Se sobresaltó con mi presencia pero al segundo sonrió mostrando su impecable dentadura blanca, dejó la caja en el piso y cerré la puerta a mis espaldas dejando mi cartera en la mesita de la entrada. Le devolví la sonrisa con cortesía.

Danna: Hola, pensé que ibas a llegar más tarde, soy Danna, un placer.

Di unos pasos para terminar de entrar al departamento. Sebastian salió de su habitación, caminó por el pasillo hasta llegar al living y cuando me vio musitó un simple "Hola". Se acercó hasta él pequeño estante donde está el televisor, agarró con una mano los controles de la tele y el dvd para guardarlos en una caja vacía que había en el piso, y con la mirada recorrió el living en busca de más cosas chiquitas para guardar.

Bien, todo seguía igual.

Tini: Hola, soy Tini.

Le respondí a Danna unos segundos después de que su novio interrumpiera con su presencia.

Danna: ¡Al fin te conozco!

No sabía que contestarle así que formé una media sonrisa.

Danna: Ahí tenemos más cajas vacías, podes agarrar una o dos y meter los libros y CDs que están en los cuartos.

Fue una sensación extraña recibir indicaciones de una desconocida adentro de un lugar que en su momento fue mi segunda casa, pero despejé todo pensamiento negativo y mentalmente lo agradecí por saltarse el protocolo e ir al grano. El departamento era un quilombo, todo estaba esparcido por todos lados y todavía había mucho por embalar.

Danna: Gordo ya me voy, mañana si tengo otro rato libre vengo y continuo con la cocina.

Sebastian se dio vuelta a mirarla e hizo una mueca.

Sebas: ¿No podes quedarte unos minutos más?

Si, por favor, quedate. -Pensé mientras agarraba una de las cajas vacías.

Danna: Estoy acá desde la mañana amor, ya no puedo más, podes seguir adelantando con Tini.

Me fui a los cuartos dejándolos solos y murmurando todos los insultos que me sé.

Primero entré a la habitación de Ricky, la última vez que estuve ahí solo fueron un par de minutos los que me bastaron para agarrar el álbum de fotos y un par de remeras mías que me hacían falta. Miré a mi alrededor y sentí mi corazón aplastarse al notar que la mitad de sus cosas ya no estaban. Recordé que en los últimos cajones de su escritorio tenía algunos CDs y fotocopias de la facultad que sacaba pero nunca leía, caminé hasta el escritorio que estaba pegado a la pared de al lado de la cama y me senté en el piso colocando la caja al lado mío. Agarré los dos primeros CDs y los guardé en la caja para luego agarrar una de las fotocopias y hojearla un poco.

Después | SebastiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora