✮Capítulo extra; 3.

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Jughead estaba inseguro mientras miraba a Betty—¿Estás segura?—suspiró—Puedo quedarme en casa.—este estaba dejando una valija en la habitación de la fraternidad.

Betty lo miró con una sonrisa para dejar al pequeño Noah en la cuna y se acercó a él—Estaremos bien. Irás solamente cinco días de viaje por trabajo, Jug. Estoy con los chicos.

Este miró a su hijo bebé durmiendo—Pero... ¿y si pasa algo?. No lo sé, son dos niños. No quiero dejarte sola.

—Yo podré, amor—aseguró Betty .—Y luego cuando vuelvas, nos iremos los cuatro a casa.

—¿Segura que no prefieres quedarte en la casa de mi madre?

—Jug, estoy bien. Además, ya le dije a tu madre que mañana iré a almorzar ahí con Addison, Noah y Max.

—Bien—asintió este y tomó aire—Te amo.

—Yo también te amo—la rubia sonrió para besarlo.

—¿Los llevo?—preguntó Brett interrumpiendo.—Uh, lo siento.

—Está bien—aseguró Betty.

—¡Yo quiero ir!—soltó Addison entrando y al ver que su hermano dormía, se llevó las manos a la boca—perdón.

—Vamos, te acompañamos al aeropuerto—aseguró Betty tomando al bebé.

Y fue así, que Brett llevó a la familia al aeropuerto para despedir a Jughead.—¿Me traeras algo?—preguntó Addison mirando a su padre.

Jughead soltó una risa—¿Y qué quieres qué te traiga?

—Una piedra o una flor, puede ser.—asintió. Betty alzó una ceja al escuchar a su hija.

—Pues... la flor se pondrá fea pero... te buscaré algo.

—Y a Noah—aclaró la niña señalando a su hermano de tres meses, el cual dormía en brazos de Betty.

El mayor quedó viendo a su hijo unos segundos y asintió—Y a Noah,claro—aseguró.

—Y mamá—Addison miró a su madre—Y al tío Brett.

Brett festejó con una mano mientras con la otra seguía manejando—Yo quiero cerveza.

Addison suspiró y se llevó sus manos a las caderas—Papá no puede traerte eso—negó.

Al llegar al aeropuerto, todos bajaron y caminaron, esperando a que Jughead pusiera sus valijas en bodega. Cuando se volvió a acercar, Brett le golpeó el brazo, despidiéndolo —Las espero ahí—dijo señalando un lugar lejos, dejando aquellos minutos que le quedaban a la familia.

Jughead tomó a su hijo y miró a Addison—¿Te portarás bien, princesa?—preguntó mirándola. Addison asintió con una sonrisa—¿Ayudarás a mamá con el hermanito?—la niña volvió a asintir.

El chico tomó aire mientras tocaba la mejilla de su hija y miraba a Betty.—Me llamas si pasa algo, ¿si?—Betty asintió, mirándolo.—Los llamaré cada tres horas—aclaró mirando a su hija.

—Eso es mucho, papá—Addison miró a su padre.

—Bien, una hora y media.

Betty negó—Tres horas está bien, Jug. Estaremos bien. Tu solo disfruta y haz lo que amas, te lo mereces.

Conviviendo en un caos junto a una fraternidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora