What You Hide [TERMINADA] (YKG)

Epílogo

Epílogo dedicado a Karol. 

Por pedirme que la termine insistentemente. Por leer mis locuras y porque me animas mucho. Gracias.

Por siglos se escuchó una leyenda que con el tiempo la mayoría creen historias viejas de sus ancestros para asustar a los niños, o historias viejas para que los ancianos mantuviesen entretenidos a aquellos curiosos que ansiaban saber.

Nada fue confirmado y no por falta de pruebas, sino por la necesidad misma de contar y proteger la procedencia de esos cuentos que los ancianos creían tan vehementemente. Lo creían, lo sabían, lo respetaban, lo proclamaban.

Se dice de una especie extinta quienes su sangre los proclamaron algo más que simples reyes, estos eran tan poderosos que no había manera de vencerlos pero solo aparecían para un propósito y luego se desvanecían, desaparecía. Por ellos se relataban como simples mitos pues simplemente cumplido su propósito, estos se iban sin dejar rastro de su estadía en los lares de quienes como testigos agradecidos les honraban.

Una familia de tres. Sangre pura de cambiantes con poderes mayores que los hechiceros y fuerza que sobrepasaba incluso diez docenas de los cambiaformas normales. Padres, Madre, Hijo. Por siglos existiendo para salvaguardar la seguridad de aquellos que les necesitan pero se sabe que han dejado descendencia más con un poder reducido al de esos tres que siempre juntos pasan, llegan, luchan y se marchan.

Jamás se separan.

No pueden.

No deben.

No cuando sus instintos, fuerza y poder es mayor que cualquier ser vivo existente. Deben mantenerse al margen y aparecer sólo de ser necesario porque así como ellos existen y utilizan su poder para proteger, también existen y nacen aquellos con ambiciones perversas y almas tan manchadas que pretenden corromper, herir y su deseo de ver correr sangre de inocentes se acrecenta... es cuando la leyenda y el mito dejan de ser llamados como tal y se personifican en los tres cambiantes que se encargan de erradicar esa maldad que perturba el bienestar que cambiaformas, hechiceros y demás no pueden proteger por sí mismos.

Estos no se meten con nadie pero como todos, debes saciar su instinto y estos los dominan, por ello deben permanecer lejos... aún así, hay sangre latente de ellos en simples cambiaformas que se mezclan con el resto para pasar desapercibidos, sabiendo su procedencia pero siendo cautelosos pues la maldad existe y saben que su sangre llama a aquellos que les heredaron y siguen viviendo para seguir manteniendo la paz de la mayoría que ansía vivir en un mundo sin la oscuridad que se empeña en corroer almas.

Años y años vagando para preservar. Años y años viajando para observar. Era su destino y no se quejaban pues pese a todo, sabían y eran muy conscientes de su enorme poder y de alguna forma debían darle uso para evitar ser presos de sus más oscuros instintos. Todos decían que ellos no temían a nada, pero eso no era cierto... temían demasiado a ellos mismos pues si no utilizaban sus poderes por mucho tiempos, eran consumidos por estos sumado a su instinto cambiante, su animal interno y eso significaba una tragedia inminente para los suyos y otras especies, por tanto, procuraban utilizarlo sabiamente y qué mejor manera que proteger.

La familia Min, los mayores que tuvieron un solo hijo, los hermanos que no pudieron procrear y sus parientes no tan cercanos que no cuentan con ese mismo poder pero su ambición por ser iguales los han corrompido a tal grado de sacrificar sus almas para poseer esos poderes que se le asemejan a los verdaderos sangre pura, llevándolos a una rivalidad que se ha mantenido por generaciones provocando disputas y enfrentamientos a muerte. Aún así, peleen contra quienes peleen, luchen contra quienes luchen, nadie puede doblegar a los verdaderos Min, mucho menos al hijo mayor quien posee el instinto innato de su padre y la magia más poderosa de su madre, una combinación tan poderosa que incluso sus padres temían no poder manejarlo, pero pese a todo pronóstico, no solo heredó el poder y la magia, sino también el instinto protector.