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P E Q U E Ñ O S  •  E R R O R E S

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P E Q U E Ñ O S  •  E R R O R E S

El fuerte olor a excremento de lechuza hacia que los ojos de la muchacha se llenaran de lágrimas, pero su amigo había dejado muy claro que no le permitiría irse de allí hasta que le contara todo lo que había sucedido tras la inesperada aparición de Fawley. Lo peor de todo era que Annabelle sabia con seguridad que James no estaba bromeando porque, a pesar de tener los ojos llorosos al igual que ella, el cuatro ojos de su amigo no había hecho ningún amago a salir de la lechuceria.

Annabelle tuvo que agachar la cabeza de improviso cuando una lechuza que parecía bastante torpe entro por la ventana agitando las plumas y llevándose consigo unos cuantos cabellos de la castaña.

De forma casi automática, la leona miro a su amigo con el ceño fruncido y este le respondió alzando los ojos. "Es tu culpa por evitarme por varios días" Annabelle casi podía escuchar a James diciendo eso solo con observar sus ojos.

— No sé por qué necesitas saber todo lo que sucede en mi vida. —comentó bruscamente, pero se arrepintió al instante que vio la expresión dolida del Potter.

— Perdóname por preocuparme por mi mejor amiga. —contesto James, casi de la misma forma.

— No es...—James la interrumpió.

— Perdóname por estar a la defensiva con el imbécil que te rompió el corazón de tal forma que apareciste llorando en mi casa a las dos de la mañana.

— James...

— Porque te recuerdo que fui yo quien tuvo que ayudarte a recoger los pedazos mientras él solo se escondía tras la excusa de que "su familia es purista".

— ¡Lo entendí, James! — Las lágrimas habían vuelto a sus ojos, pero ya no era por el horrendo aroma. — Yo sé quién es Theo y lo que me hizo, como también soy consciente de que fuiste tu quien estuvo para mí en esos momentos.

Annabelle ignoro la mueca del león cuando dijo "Theo" como si nada hubiera cambiado entre ellos.

— Tu sabes que iba a terminar contándote lo que paso, siempre lo hago. Solamente necesitaba tiempo para asimilar la conversación que habíamos tenido, sin necesidad de que tu estés encima mío diciéndome lo que piensas de él. —termino de decir, suspirando. Su amigo aún la miraba con el ceño fruncido. Ann se acercó al joven para luego acariciarle la mejilla con dulzura.

James cerró los ojos ante el tacto.

Una campana sonó en su cabeza mientras su subconsciente gritaba: "Eso no es un gesto común entre amigos". James tenía la piel suave y cálida, algo de lo que Annabelle siempre se había quejado ya que no era justo que tuviera mejor piel que ella (que se hacia millones de tratamientos con pociones de todo tipo).

La castaña retiro su mano rápidamente como si el tacto de su piel le quemara.

— Si realmente quieres saber que hablamos, te lo diré.

AMORTENTIA ⋆ james potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora