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S E R P I E N T E S

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S E R P I E N T E S

Habían pasado casi dos semanas desde que la castaña había decidido darse una segunda oportunidad con el primero en romper su corazón, el "infame" Theodore Fawley. Y es que así lo llamaba frente a los merodeadores siempre que el tema salía a la luz. Aunque si hubiera sido por James, Theodore tendría otro apodo mucho más desagradable y denigrante.

Si bien la relación no estaba yendo para nada mal, la castaña estaba decidida a aprender de sus errores. Muchas veces había cometido el error de dejarse llevar por sus sentimientos antes que los consejos que le decía su cerebro, y así había terminado. Era por eso que la segunda oportunidad que le concedió al muchacho no era algo tan simple como él hubiera esperado. Además del hecho de que, si él quería que funcionara, debían mantenerlo en secreto por ahora.

Muy en el fondo, Annabelle se sentía pésimo por obligar al muchacho a mantener su relación a escondidas de todos (bueno, en realidad solo quería esconderla de los merodeadores) pero era lo mejor para ambos. Por un lado, la castaña quería estar cien por ciento segura de que era algo serio antes de volver a comentárselo a sus mejores amigos -quienes habían tenido un ticket de primera fila a la ruptura y el llanto que le duró casi tres semanas-, mientras que, por el otro lado, Theodore aún tenía que resolver el problema de su compromiso arreglado.

— No me odies.

Annabelle salió de su ensimismamiento cuando su mejor amigo se dejó caer a su lado. La castaña le hizo un pequeño lugar y el joven aprovechó para sentarse junto a ella y apoyarse sobre el árbol que estaba a orillas de lago negro.

— ¿Y ahora qué hiciste? —el tono de voz de la leona le recordó al de su madre cuando le contaba sobre algún problema en el que se había metido.

A James le entraron escalofríos.

— Es culpa de Sirius. —se excuso, casi por instinto.

— ¡No lo es! —los otros tres merodeadores hicieron su aparición y se sentaron junto a ellos.

— Bueno, es culpa de los tres.

Ann elevó los ojos al cielo. — Ya dime que sucede.

— Los tres estúpidos decidieron hacer explotar la poción de Avery durante la clase de pociones y el profesor Slughorn no tuvo otra opción que castigarlos. —fue Remus quien tomó la palabra. — Y como a Slughorn le caigo tan bien, decidió que los cuatro fuéramos castigados.

Annie suavizó su mirada al ver el mal humor de Remus. — Oh, ¿y que les tocó?

— Limpiar todas las aulas de la tercera planta. —contestó Peter. — Al parecer Peeves estuvo esparciendo algo viscoso en algunas de las aulas.

— Y no podremos ir contigo a Hogsmeade. —añadió Sirius.

— ¿Qué? —James la interrumpió antes de que pudiera decir algo más.

AMORTENTIA ⋆ james potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora