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P A R T I D O  •  D E  • Q U I D D I T C H

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P A R T I D O  •  D E  • Q U I D D I T C H

— No es justo. —protestó la castaña cuando Remus le dio un golpe seco en la mano tras atraparla intentando robarle una barra de chocolate que el hombre lobo tenía escondida en su bolso.

— Lo que no es justo es que me estés distrayendo cuando estoy intentando terminar este pergamino. —respondió el muchacho, frunciendo el ceño ante su amiga.

Peter, quien estaba en medio de los dos amigos, se sobo la cabeza debido a que había recibido parte del impacto y repuso: — Lo que no es justo es que se peleen sobre mi cabeza mientras estoy intentando mirar el partido.

Tanto Annabelle como Remus dejaron escapar una pequeña risita y enfocaron su mirada en el partido de quidditch que acababa de dar comienzo al mismo tiempo que la mirada del capitán chocaba con la de ellos. Ann no pudo evitar regalarle una sonrisa tranquilizadora a su mejor amigo para luego gesticular un "buena suerte" que el muchacho entendió rápidamente y asintió en respuesta.

El partido dio comienzo tras el sonido del silbato de la profesora Hooch y ambos equipos se elevaron en el aire a la par de la Quaffle, la cual fue puesta en juego al mismo tiempo que las Bludgers salían volando.

Annabelle nunca había sido fanática de aquel deporte mágico ya que había pasado casi un día entero en la enfermería tras su segunda clase de vuelo, cuando su escoba decidió que sería divertido lanzarla varios metros y doblarle el brazo. Desde aquella experiencia, la leona le había jurado enemistad a volar y nunca se dejó convencer de lo contrario (y eso que James había intentado enseñarle varias veces). A pesar de eso, la castaña jamás había faltado a ningún partido de Gryffindor desde segundo año cuando James le comunicó que había sido aceptado como cazador en el equipo. El muchacho le había dicho repetidamente que ella era su amuleto de la suerte y Annabelle, a pesar de que lo consideraba super cursi, se lo había tomado muy en serio.

Los ojos de la joven, que habían estado pegados al Potter como pegamento desde el comienzo del partido, se desviaron a unos asientos a su izquierda, justo donde comenzaban las gradas de la casa de los tejones. Sirius había optado por sentarse con su ligue de la semana y estaba hablando muy cerca con una chica de cuarto año que desconocía. La muchacha sonrió casi por inercia, acostumbrada a la fama de mujeriego de su amigo, y desvió la mirada. Del otro lado de las gradas, en la zona de Ravenclaw, el grupo de su novio estaba disfrutando del partido.

La muchacha rápidamente chocó miradas con el joven, quien parecía haber estado mirándola desde hace varios minutos. Se sintió derretir ante la intensidad del color avellana de sus ojos y no pudo evitar apartar la mirada. Annabelle no había intercambiado más de diez palabras desde que ambos habían abandonado la taberna tras pasar el día entre el grupo de amigos del Slytherin. Si bien la joven había pasado un día bastante bueno con las serpientes (especialmente gracias a la chica Bulstrode, quien se encargó de brindarle temas de conversación durante toda la velada), el ambiente se tornó tenso apenas cruzaron el umbral de la puerta. Y esa incomodidad se hizo más intensa cuando ella le pidió que volvieran al castillo por separado tras despedirse con un beso rápido.

AMORTENTIA ⋆ james potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora