005

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Era de mañana y le había contado lo que sucedió a Rin y Yui, por lo que nos encontrábamos desayunando en silencio.

Hikari bajo las escaleras tallandose uno de sus ojos dándole un aspecto algo tierno.

— Buenos días —murmuró tímidamente desde la puerta.

— Adelante pequeña, toma asiento. En un momento te traigo un plato de soba. —la señora Rin se levantó para dirigirse hacia la cocina por lo antes dicho.

Hikari se sentó entre Yui y yo.

— ¿Como dormiste, pequeña? —preguntó Yui.

— Bien —dijo en voz baja.

Hikari tuvo una pesadilla mientras dormía conmigo, por lo que me quedé despierta todo lo que pude cuidandola hasta que simplemente el sueño me gano.

Me levante para ir por mas soba mientras Yui hablaba con Hikari.

— ¿Vas por otro plato? —me pregunto Rin con una mano en su cintura y un plato de soba en la otra. Iba saliendo de la cocina.

— Si... —respondí apenada.

— No te preocupes, prepare lo suficiente como para alimentar a un ejército —sonreí, me conocía tan bien—, pero tu lavaras lo que ocupes.

— ¡Esta bien!

Luego de servirme otro plato fui a la cocina y me encontré con Yui dándole de comer a Hikari.

— Awww... Se ven tan lindas —Yui se sonrojo por mi comentario.

— ¡Caw! ¡Caw! —Kui entró por la ventana para después posarse en mi cabeza.

— ¡Hola Kui! —acaricie al cuervo en mi cabeza.

— Tienes una nueva misión ¡Caw! —comenzo a restregarse en mi mano en busca de más caricias—. Bueno, en realidad son dos.

— ¿Dos? —pregunté confundida— ¿Una misión detrás de otra o algo así?

— Nop, después de cumplir esta misión tienes que presentarte en la Sede. Oyakata-sama solicita tu precencia, Caw —detuve mis caricias de golpe.

— ¿¡Que?! —exclamamos Yui, Rin y yo al unísono.

— ¿¡Por qué?! —dije yo un tanto asustada.

— No puedo decírtelo —dijo para después volar y posarse en el respaldo de una silla—. A no ser....

Maldito cuervo oportunista —pensé al entender que quería algo a cambio— ¿Que es lo que quieres? —fui directo al grano.

— ¡Bolas de arroz! ¡Caw!

— Bueno —me di vuelta para ir a la cocina a satisfacer su pedido—. ¿Cuántas quieres? —pregunté desde la cocina.

— ¡Caw! ¡Solo dos!

— Bien.

— ¡Nosotras también queremos! —grito Rin.

Solté un suspiro— ¿Cuántas?

— ¡Haz las que quieras nee-chan! —grito Yui.

— ¿Las que yo quiera? —sonreí maliciosamente para después poner manos a la obra.

Luego de un rato todos estaban comiendo las bolas de arroz que hize.

— No creí que haría tantas —dijo Yui.

— Yo tampoco —le siguió Rin.

— ¡Ahora dime, cuervo!

— ¡Sewras uhwa nuewha pihar! —dijo el cuervo con la boca llena.

Daughter of evil (Kimetsu no yaiba y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora