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" — ¿Rengoku-san? —toqué la puerta de la habitación en la que el mencionado se estaba recuperando de las pocas heridas que obtuvo con su confrontacion con la 3ra Luna Superior— ¿Puedo pasar? —pegué mi oreja en la puerta, para escuchar mejor.

— ¡Claro que sí!

Sonreí inconscientemente al escuchar su animada respuesta.

Abrí la puerta y me dispuse a entrar a la habitación.

— ¿Cómo te encuentras? —pregunté mientras me quedaba parada en la puerta luego de haberla cerrado.

—¡Mucho mejor! —sonrío— Mi recuperación a sido bastante rápida gracias a ti, pero...—bajo un poco la voz— Perdí mi ojo izquierdo, y ahora tengo que usar esto —señaló a su parche—. Puede que se me dificulte al principio, pero lo superare. —volvió a sonreír.

— Oh, lo siento. —lo interrumpí para después bajar la mirada un tanto desanimada.

— ¿Eh? ¿Por qué te...?

— Si tan solo hubiera llegado mucho antes, nada de esto te habría sucedido.

La habitación se quedó en un profundo silencio. El cual no duró mucho al resonar la escandalosa y agradable risa de Rengoku por toda la habitación.

— ¿Ah? —exclamé confundida.

— Jaja...—hizo una mueca extraña mientras se agarraba su abdomen al dejar de reír— Ay...

— ¿¡Te encuentras bien?! —me acerqué a la cama en la que el estaba— ¿Le hablo a Shinobu-san? No, sabes que. Le voy a llamar. —me di media vuelta para realizar lo antes dicho.

— ¡No, espera! —lo miré— Ven, acércate. —hizo una seña con su mano para que me acercara.

Me puse a un lado de su cama. Pero Rengoku me tomo de la muñeca y me jalo hacia él, haciendo que mi cara quedará peganda a su pecho en un extraño...¿Abrazo?

— ¡¿R-rengoku-san!? —obviamente me sonroje.

¡Rápido!¡Disimula!

— ¡Y-yo...! —traté de separarme— ¡L-lo puedo lastimar y...! —me interrumpió.

— ¿Escuchas eso? —preguntó tranquilamente.

— ¿Eh? ¿Q-que cosa? —pregunté, para después caer en cuenta de lo que se refería— Oh, e-es un l-lindo palpitar.

— ¡Exacto! —me soltó, por lo que inmediatamente me pare recta y puse mis manos en mi cara para ocultar lo roja que estaba— Y si tú no hubieses llegado, ese "lindo palpitar" —hizo comillas con los dedos.

¿En serio dije eso? ¡Tragame tierra!

—...ya no hubiese estado —continúo—. Tú me salvaste Kibu. Y eso es lo que importa. Me ayudaste en mi momento de debilidad, gracias.

— Eh, Y-yo...

— ¡Y aparte de eso, me dedicaste una de tus posturas!

Me puse más roja.

Eso no era intencional....solo...era la adrenalina del momento.

'Salvar a los débiles es responsabilidad de los que nacen fuertes' —sonrió—. Esa fue la enseñanza que me dejó mi difunta madre...

Mi vista comenzó a distorsionar, por lo que confundida, lleve mis manos a mis ojos.

— ¿Eh? —exclamé confundida por tal cambio.

Daughter of evil (Kimetsu no yaiba y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora