1. Monstruitos

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2025

-¿Por qué los niños siempre están emocionados por la navidad?

El hombre de traje azul bebió su chocolatada y miró espantado al omega arrodillado en mitad de la sala, frente a un enorme pino que por poco no llegaba a tocar el techo.

Renjun, sentado al lado de Mark, asintió.

-Lo sé, ¿Es raro que mientras más navidades pasen más amargado me sienta con respecto a esta nefasta fiesta?

Mark terminó su chocolatada y sonrió con desagrado.

-Lo que es raro es ver a Jeno jugando a la casita feliz, él solía ser quien más odiaba la navidad.

Un golpe en la nuca, de una delicada mano, hizo que Mark derramase un poco de chocolate en su corbata estrafalaria.

-Oh por Dios, dejen de ser un par de cadáveres amargados- Irene se cruzó de brazos-. Es la primera navidad que la familia de Jaemin pasará con nosotros, los monstruitos están emocionados.

Mark gruñó, algo feo apoderándose de su interior. Realmente él detestaba las festividades humanas, sobre todo porque se habían vuelto tan comerciales que las personas se preocupaban más en que regalos dar, y por cual tema pasado pelear, que en pasar un buen momento.

Si... Mark no entendía las estúpidas tradiciones humanas. Le

parecían la muestra de hipocresía más grande.

Y, a pesar de toda su amargura, no puedo más que sonreír cuando el avivado aroma conocido llegó a su nariz.

Los latidos diminutos pero fuertes se acercaron y se acercaron, hasta que un pequeño cuerpito corrió por la sala y se pegó a sus piernas, mirándole con añoranza.

Sip. Mark tenía un punto débil que asombraba a todos.

-¡Tío, appa dijo que podía colocar la estrella este año!- Soobin movió sus manos en el aire con emoción, estirándose con sus piernitas para lograr escalar por el cuerpo de su tío favorito. Y Mark sintió su corazón reviviendo ante el cariño- ¿Me ayudarás? ¡Por favorcito!

Oh, Mark debió decirle al mocoso que la navidad era desagradable y que nunca haría algo tan tonto como poner la jodida estrella en la punta de un árbol con lucecitas en mitad de su sala.

Pero, ¿Cómo podía decirle a esos ojitos raros que no?

Soobin era su favorito, odiaba tener un favorito. Pero lo tenía.

Sobre todo porque Soobin era un alborotador, metiéndose en toda clase de problemas y siendo reprendido por cada adulto en la sala. Así que Mark se encariñó con el diablillo, de tal forma que si Soobin le pedía un unicornio, Mark haría todo lo posible para darle un jodido caballo con un cuerno en la cabeza.

Si... Las cosas se habían tornado raras.

El chico tenía cinco años, pero Mark escuchó a Jaemin decir varias veces que Soobin era más grande que el promedio de los lobos. Alto, desgarbado y de facciones peculiares, ninguno de los presentes podía imaginar el futuro del muchacho.

Con Milae había sido más sencillo. Primero por el aroma dulce que la envolvía cada vez que una emoción fuerte la golpeaba. Era incluso más dulce que el olor de Jaemin. Segundo, la niña tenía esa capacidad de sentir como propios los sentimientos de los demás. Una vez, hacía dos años, cuando Milae apenas acababa de cumplir tres años, ella se acercó y abrazó a Mark sin decir palabra alguna.

Pero cuando él le preguntó acerca de su arrebato cariñoso, ella susurró "Tristeza fea", y Mark se paralizó, debido a que la niña tenía razón. Mark se había sentido todo el día angustiado por los recuerdos de la muerte del brujito que aún seguía en su corazón.

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