She Wolf2041
Morir estaba bien, respirar no era tan malo, pero el temor, joder, el temor podría destruir a un ser humano.
YeonJun despertó agitado, sudoroso y asustado en mitad de una habitación a oscuras. Le temblaban las manos casi tanto como las piernas. Tenía esa atemorizante sensación que no le permitía pestañar porque temía ver, desde los rincones oscuros, alguna criatura desconocida capaz a atacarle.
Bajó los pies de la cama y caminó por el tenebroso pasillo sepultado en sombras. Encendió la luz de la cocina y bebió de un solo sorbo el vaso con agua helada que sirvió para calmar el escozor en su garganta.
No había nadie allí con él más que su madre y hermana. Lo supo por las palpitaciones de dos corazones conocidos.
Tenía miedo de volver a dormir. Nunca había sido del tipo asustadizo, pero le inquietaba ser perseguido por las perturbadoras imágenes que le seguían causando escalofríos; sangre, demasiada sangre saliendo a borbotones de cuerpos que se amontonaban formando un circulo. Y desde dentro de ese círculo YeonJun oía el murmullo aterrador de un cántico desconocido. Había fuego, tanto fuego quemando los arboles del bosque mientras las sombras se movían igual a fantasmas que buscaban atravesar las llamas.
No sabía cuánto tiempo había pasado sumido en esa pesadilla, pero se sintió una eternidad.
Regresó al cuarto viendo la luz del amanecer filtrándose por las cortinas. Alguien golpeó la puerta cerrada y le hizo saltar sosteniéndose el corazón. No era más que su madre, aun de pijama y el corto cabello despeinado. Miró a Jun con ojos entrecerrados por el sueño y le dijo:
-¿Cuándo llegaste?
YeonJun se frotó la nuca aligerando la tensión que le provocaba ver las vendas blancas que envolvían la mano derecha de su madre, no iba a preguntar qué o como había sucedido, él ya lo sabía.
-Un poco pasada de la media noche- contestó.
La mujer era de delgada, más que cualquier mujer en la manada. Tenía ojeras marcadas debajo de los ojos, cicatrices a lo largo de los brazos y llevaba siempre le cabello realmente corto, desparejo y un poco grisáceo por las canas que comenzaron a crecer alrededor del año pasado. No era muy querida entre las personas que vivían en el mismo territorio, quizás porque para ser una omega, SoDam tenía un carácter terrible. No obedecía a los omegas ancianos que querían enseñarle como criar a sus hijos, ni aceptaba tener que volver a emparejarse con algún alfa o beta porque según los demás "Esa es la única manera en la que un omega puede sobrevivir".
YeonJun había heredado pocas cualidades físicas de su madre, en contraste, su hermanita era el calco de la mujer; De cabello caoba y ojos tan rasgados que nunca parecían estar abiertos por completo. Por lo menos, YeonJun heredó sus ojos de un azul tormentoso. El padre de YeonJun no vivió lo suficiente para que este pudiese tener un recuerdo al cual compararse, pero las fotografías no mentían y esperaba que su madre tampoco lo hiciese. En definitiva, él era igual a su padre; un hombre de rostro aniñado, de cabello dorado y labios con una forma singular.
-¿Dónde has estado?
Le siguió por el estrecho pasillo, YeonJun cargaba una toalla y un modesto cambio de ropa. Era un muchacho alto, tan alto que su madre apenas le llegaba a la altura del pecho. Y por alguna razón, YeonJun sentía nostalgia cuando recordaba alzarse de puntas de pie para poder descansar la mejilla en el vientre de su madre.
-No debes preocuparte por eso.
-¿Tampoco debo preocuparme por tu estado? Dime que te ha pasado en la frente.

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ETERNUM
Fiksi Penggemar🌙3ra parte. Estoy tan cansado de buscarte, encontrarte y volverte a perder. A veces creo que no puedo seguir con esto. Pero continuo, te sigo a todas partes y en cualquier tiempo, porque esto es lo que soy, eternamente tuyo. 🌙Hermosa portada...