- te gustaría estar aquí kikyo? - pregunto sin apartar la mirada de enfrente.
- bueno yo.... - dijo dudosa, y unos recuerdos vinieron a ella.
Recordó a kocho, asuka, kohaku, recordó los momentos en que estaban a su lado, caminando para derrotar a naraku... y después recordó a rin, la pequeña acompañante del dayoukai y el sapo verde jacken.
- *que... ¿son... recuerdos?* - pregunto y una luz atrás de ella empezó a brillar.
Dándose la vuelta, se vio a si misma y a otras personas a lado de ella, la única diferencia era que ahí afuera estaba ella de grande. Fue confuso, estaba confundida, no sabia en que pensar, si ella estaba ahí, ¿quien era la otra chica que estaba en los brazos de ese sujeto de cabello platino con negro y ojos dorados?
- kikyo... - se dio la vuelta mirando que su madre seguía sin moverse de ese lugar.
- mande - contesto.
- nosotros tenemos un pequeño trato con los señores de a lado - empezó a decir - el trato es que la paz entre nosotros se definitiva y para ello necesitas casarte con él hijo del otro lado...
- ¿ca... sarme? - pregunto en un susurro.
- tu hermano esta de acuerdo con eso...
- y en donde esta yoshiro?... no lo e visto desde que me mando a llamar - pregunto mientras miraba a sus lados.
- esta en otro lado...
- pero... - y un fuerte dolor de cabeza le vino de repente, sujetándose con ambas manos se arrodillo con un gesto de dolor.
- ya no lo veras más.... - y todo se oscureció.
Todo era negro, recuerdos vagos se vinieron a su mente, cuando era niña, cuando se preparaba para casarse a temprana edad, pero todo se quedo en negro cuando se perdió al bosque y se golpeo la cabeza siendo recogida por otra familia, teniendo así a kaede con ella, siendo entrenada para ser una sacerdotisa, vio toda su vida... aburrida, de blanco y negro, pero después, vino él... vino él a darle un poco de luz a su aburrida vida, pero todo se derrumbo cuando vio su propia muerte en manos de él, siendo resucitada en contra de su voluntad, destinada a vagar mientras veía a su amado amando a su reencarnación, eso le dolía más, no estar ahí, no estar a su lado... ella tenia que haber sido la que estaba a su lado no ella... ella era la indicada.
- *es verdad...* - pensó mientras abría sus ojos lentamente, sintiendo como su cuerpo fue bajando poco a poco debido al agua que estaba a su alrededor. Su cabello, su ropas mikos, se movían por el agua.
Ya no era la niña de antes, ahora era la miko que siempre había sido...la miko del pueblo... la que protegió la perla a costa de su libertad... la que arriesgo su vida por todos del pueblo... y fue recompensada con la muerte... ahora, ahora solo quería descansar, quería cerrar sus ojos y nunca abrirlos... solo quería dormir... dormir y nunca despertar...
- *ahora solo debo dormir* - pensó mientras sentía como la oscuridad las aguas crecían con cada segundo...
- ¡¡¡KIKYO!!! - escucho un grito...
- *¿quien es...?* - pensó, ya no quería seguir... ya no quería despertar... ya no quería... vivir.