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Epílogo

3 años más tarde

—¡Hola! Bienvenido al centro psicológico de Manhattan. ¿Tiene cita para hablar con la señorita Baker? —dijo la recepcionista con una sonrisa.

El chico miró confundido— ¿Cita? No, no tengo. He venido porque me recomendaron esta clínica.

—Oh, entiendo. —trecleó algo en su ordenador— Pues bien, ahora mismo la señorita Baker está en una consulta, pero me puede decir por que está aquí y yo pediré la cita.

—Tengo... Pequeños recuerdos de cosas imposibles. —comentó.

—¿Puede explicarlo mejor, por favor? —pidió la recepcionista.

—Creo que antes estaba muerto.

~•°•°•~

—Muy bien Peter, estás mucho mejor que la semana pasada. —le dijo la chica a su paciente.

—¡Si! —respondió el pequeño.

Entonces, tocaron la puerta.

—¿Señorita Baker? —dijo la recepcionista asomándose por la puerta— Tengo a un chico que... Bueno, creo que debería oírlo usted misma.

La pelinegra miró a su paciente— Bien Peter, lo dejaremos para la semana que viene. Que tengas un buen día —se despidió con una sonrisa.

El pequeño salió de la sala corriendo, feliz por estas mejor que antes de haber entrado.

Katherine miró a la recepcionista— ¿Qué ocurre?

—A venido un chico que afirma que estaba muerto. También me dice que recuerda cosas que no existen.

—¿Nombres y apellido? —preguntó.

—Corbyn Matthew Besson.

Miles de recuerdos volvieron a la cabeza de la chica.

Como al final derrotaron a su tío.
Como transformaron a Corbyn en humano.
Los recuerdos con Colette, Jonah, Dylan, Grace y Daniel.
La muerte de su hermano...

Se tambaleó haciendo que se tuviese que apoyar en su sillón.

—¡Oh Dios! ¿¡Está bien!? —me dijo la rubia ayudándome.

—Haz que entre —consiguió decir.

Marie —la recepcionista— salió de la sala dejando en su sillón a Katherine.

Ella todavía no podía asimilar todo.

Ella y Dylan dejaron a Corbyn en casa de Christian.

Ahí es cuando Christian le dijo a Corbyn que le habían encontrado tirado en la calle, y le dió una dirección falsa, un antiguo piso nuestro que no utilizábamos para nada.

Daniel, su ex fantasma protector. Tuvo que irse junto con Dylan al mundo paralelo.

Jonah ahora era el jefe de allí.

Y después de eso, decidimos no decirle la verdad a Corbyn. Se volvería loco y no le quería hacer eso.

Todos los días me acordaba de él, pero pasaron los años y me di cuenta de que tenía que pasar página. Me mudé a Manhattan y empecé a estudiar psicología.

Lo conseguí, hasta que llegó este día.

El día en el que le volvería a ver.

—¿Hola? ¿Se puede entrar? —preguntó el chico.

Miré hacia donde provenía la voz.

Ahí estaba, tan alto tan... Oh Dios mío si que había crecido. Su cabello ahora castaño estaba todo revuelto y sus ojos claros me miraban buscando respuesta.