Capítulo 21

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Narra Mía:

Me despierto y lo primero con lo que me encuentro es a Kevin dentro de mi casa en mi habitación, no tenía ganas de verle sin duda seguía enfadada con él, pero él no tenía pensado irse hasta darme una explicación.

- Necesito hablar contigo – acaricia mi mejilla aparto su mano rápido quiero que vea que estoy dolida.

- No hay nada de qué hablar contigo – que se haya colado en mi casa es un gran problema porque no quiero que se acostumbre.

- ¿Acaso estas celosa? - en verdad lo estaba en el fondo.

- Es broma, quería decirte que no pasó nada – tengo mis dudas.

- Yo sé lo que vi – recuerdo el momento que salía del almacén y como tenía Martina los labios.

- Te voy a decir la verdad por eso vine, ella se me insinuó sí, pero yo no quería – sus palabras hacen que me cabré más y le interrumpo.

- Te estabas abrochando el pantalón - subo el tono.

- Porque ella me desabrocho el pantalón y la estaba diciendo que no hasta que la llamaron y luego no pensé encontrarte – me cuesta creerle.

- ¿Por qué debería creerte? - se acerca un poco más a mí.

- Porque no paro de pensar en ti, y mientras que ella quería follar conmigo yo pensaba cuando te follaba a ti – agacho la cabeza para no mirarnos me ruborizo.

- Mírame – me atrevo a mirarle.

- No quiero que estés triste por una cosa que no paso, eres como un dolor de cabeza porque no sales de ella y eso nunca me había pasado eres muy especial para mí - me quedo mirándolo poco a poco se acercando cortando la poca distancia que nos separa cuando está apunto de besarme me aparto levantándome.

- Muy bonito lo que me has dicho y todo, pero ella tenía el labial corrido – a veces me contaba decir las palabras, pero intentaba estar firme.

- Se quito el labial con su mano por eso estaba corrido, si te piensas que nos besamos te equivocas – se levanta acercándose a mí, ella se pasaba la mano por sus labios poniéndoselo peor mientras hablo conmigo.

Le miro especiándolo sin saber si terminarle de creer sus palabras eran sinceras o eso parecía, pero siempre intentaba llevarme a su terreno con palabras bonitas y quería demostrarle que no siempre se podía salir con la suya así por así, cuando ya le tuve a pocos metros de mi decidí zanjar este tema.

- Creo que es mejor que nos tomemos un tiempo si queremos tener algo – me mira con su ceño fruncido.

- No entiendo porque tienes que poner etiqueta a lo que tenemos, no te es suficiente no pensarlo y solo disfrutar – la diferencia que yo no era como las otras.

- Es mejor así, yo no soy como las otras si nos echamos de menos entonces significa que hay algo más que solo sexo – siento un gran alivio al soltar eso, es como si un peso se hubiera ido.

- ¿Eso es lo que quieres? ¿Dejar que pase el tiempo y el decida? - asiento agachando por un momento la mirada.

- Es lo que tu querías cuando mandaste a tu mejor amigo a por mí y no apareciste tu – me mira apretando la mandíbula su mirada es fría como el primer día que me secuestro.

No dice nada pasa por mi lado se queda unos segundos mirándome y sale de mi habitación, no corro detrás de él, me quedo de pie después de unos minutos me siento en la cama y suelto un jadeo por la presión del pecho que siento y comienzo a llorar.

Secuestro Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora