XIX

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El tiempo ya no parecía irse volando. 

No supe cuando fue que todo a mi al rededor se volvió una amenaza a mi integridad. De pronto las personas que me rodeaban cruzaban por mi mente, mostrándome sus sonrisas sinceras, dándome su amistad honesta sin pizca de... no lo sé. Lo que sea que Floyd quiere cada que me ve. 

Cada día era tener que esperar uno de sus tantos juegos para no sufrir tanto, pero parecía que cada cierto tiempo se intensificaba la cosa. Suspiré. La brisa de la mañana me llevó a un lugar lejano de la escuela en donde poder detenerme a descansar de el martirio de vivir. Los pocos minutos, segundos, milisegundos, todo lo aceptaba con gusto con tal de poder respirar aire limpio fuera de la toxicidad que emanaba aquella anguila morena. 

Solitaria, en busca de mi objetivo en este lugar, me refugié entre mis brazos con el consuelo de mi alma emanando un tierno abrazo. Ya no sentía ganas de llorar, realmente ayer me ahogué en lágrimas en mi cuarto y quería sollozar tan fuerte como podía. Me sentía mal, atemorizada, llena de odio y rencor. Sentía mi cuerpo arder en dolor, quería arrancarme esa mordida del cuello que me había estado torturando desde ese incidente entre ese psicópata y yo. 

Tuve que tapar la herida con un enorme parche, mentí acerca de que me pegué con un estante. 

Pensando acerca de aquellas personas a las que no he podido ser capaz de pedirles ayuda, me hacía sentir demasiado mal también el solo recordar como todos los días les miento. ¿Realmente soy un buen amigo...?

¿Por qué las cosas iban para mal...?

¿Mi destino está escrito con él...?

¿Por qué...?

Me duele, me duele todo de mi. Me duele el cuerpo, el alma, me duele mi cabeza cada vez que lo veo acercarse a mi. Me siento enferma, ya no siento la noción del tiempo, tan solo sé que pasan los días y ni siquiera puedo ser capaz de expresar la fecha exacta. 

Mis ojos desbordaban lágrimas. El suelo pastado dejaba resbalar el líquido humectando la tierra, pude soltar un breve y ligero sollozo para liberar el nudo que volvía cada dos por tres en la mañana. Los parpadas inferiores me pesaban, ni siquiera pude dormir porque me torturaba la desdicha de mi vida. 

Mis pesares...

"Hey, Tobi, ¿Vamos por un helado a la cafetería?"

"¿Trabajarás para mi? Me encantaría tener un empleado tan dedicado que se esfuerza como tu. Piénsalo."

"Tobías, ¿nos acompañarías a una fiesta del té? Faltas tu."

Oh cielos, ¿por qué debía ponerme a pensar en eso ahora? Fuera de mi habitación, a la intemperie y comenzando a llorar sin vuelta atrás. Debía irme a lavar ahora mismo o si no alguien me vería entre llanto.

Me levanté, caminé lentamente con la cabeza abajo y coloqué mi capucha. 

-Hey. -Me detuve en seco, juraba que mi corazón se sintió congelado por unos instantes.- Si, tu, el encapuchado. 

No me volteé, me quede de pie escuchándolo.

-Te vi por acá solo y creo que te vi demasiado... apagado. 

-No, solo estaba pensando. -Soné con un tono grave. Escuché los pasos del chico acercarse y me adelanté un paso de inmediato.- Enserio, estoy bien. 

-Viejo... ¿No quieres compartir una dona conmigo?

No por favor, ya no quiero tener más amigos a los cuales mentirles... Ya no quiero ser capaz de evitar la realidad en un falso estado de animo en lo que cabe de mi vida. 

...

-Supongo que solo es la presión de la escuela. -Suspiré. 

En ningún momento me quité la capucha y éste no me lo pidió. Tan solo estuvimos sentados en la banca misma donde lloré. Aquel chico amablemente me invitó la mitad de su dona y por si fuera poco, me dio palmadas en la espalda a modo de consuelo, realmente lo aprecié. 

-Pues mira, yo también soy de primer año. Y si te hace sentir mejor, amigo. Yo trabajo para ganarme la vida, no es algo que e moleste decir la verdad, y simplemente lo digo ahora porque te vi muy mal. 

-¿En dónde trabajas? -Suelto de pronto en voz baja. Asumí que por sus orejas tendría mejor audición que la de alguien promedio. 

-Ah, en mi dormitorio. Me ofrecí a ser algo así como... el encargado de la limpieza. También soy amigo del líder. -Asiento con la cabeza y aprieto mis puños.- Por cierto, mi nombre es Ruggie. 

-Tobías. 

-¿Eres de pocas palabras o solo es tu momento de depresión?

-Ah, uh... lo lamento. Cuando estoy así no me gusta hablar mucho... Aunque para ser sincero, te agradezco el hecho de que te hayas tomado tu tiempo para venir a ver mi estado de ánimo. Se aprecia bastante. 

-Hey, no es nada. A veces me gusta ser amigable y me diste un aura de buena persona. -Por el rabillo de mi ojo pude notar como su cola se movía de un lado a otro, dándome a entender que se encontraba cómodo.- Aunque, no soy gratis. 

-¿Ah?

-Me debes una. Te di mi apoyo moral, pero no fue gratis, shishishi~ 

-¿Te doy dinero? -No me molestaba la verdad, de alguna forma me sentía mejor con su presencia. Y no sabía si estaba bromeando pero estaba dispuesta a recompensarlo.- Si quieres te invito una dona ya que me diste tu mitad. 

-Eh... No yo... Estaba bromeando, el apoyo moral no se devuelve con cosas materiales de todos modos. -Por fin lo miré a la cara y vi un lindo rostro. Seguiré diciendo que lo bueno de estar acá es que estás rodeado de muchos chicos lindos, al menos eso lo compensa.- Pero no te niego la dona, podríamos comer unas como... ¿amigos?

No por favor, no, no, no... No quiero ser tu amigo. 

Porque también te mentiré

-Jajaja, está bien. Seamos amigos. -Soy una estúpida.

-¡Genial! Espero conocer más de ti. ¿En qué clase estás?

-Primero D. ¿Tu?

-En el B. ¿Qué te arece si mañana nos juntamos para comer? Puedes pasar a mi salón o yo te espero en el tuyo, depende de quien salga primero. -Mostró una agradable sonrisa que me provocó tanta paz, hasta que recordé que tengo a alguien sobre mi amenazándome cada que puede. 

No, no, no, no.

-Yo iré contigo... -Aclaro mi garganta y lo miro. Esperaba que mis ojos no se vieran hinchados o rojos, ambas sería lo peor. Sabía que eso si se vería pero al menos mi rostro ya no estaba rojo de la presión del nudo en mi garganta.-Mañana nos vemos entonces, Ruggie. 

-Súper, te veré entonces, Tobías. No me falles, shishishi~. -Y al final antes de irse, me guiñó un ojo. Esperé que se fuera para suspirar y deleitarme con aquella magnifica sonrisa de un chico tierno. 

De verdad hubiera preferido que alguno de mis amigos se hubiera enterado de mi secreto en vez de Floyd. Creo que hubiera sido lo mejor, sin contar que tal vez e hubieran defendido de el Leech, quería pensar eso. En lo que llevaba del ciclo escolar tan solo veía amistades sinceras que te daban ganas de seguir avanzando y no perder la cordura. 

Me siento Afortunada. 

...

-Vaya, vaya, vaya... Con que aquí estabas, Tomi

-No tengo ganas de nada, Floyd. Vámonos mejor a clase y déjame respirar por hoy que solo quiero- 

-¿Quién era ese tipo?

Me interrumpió con aquella pregunta tan sombríamente, su tono de voz me erizó la piel. Tragué saliva por lo baje y preferí seguir avanzando. 

Su mano se posó en mi hombro y ahí supe que no tenía escapatoria... El filo de su respiración cerca de mi oreja, causando tantos malestares me hicieron perderme en el frío de mi ser.

Mi temperatura bajó de golpe.

-Un nuevo amigo. 

... 

Bully [Twisted Wonderland] Floyd Leech x Fem!OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora