Uno. Dos. Tres. Dispara

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Donde yo vivía, para tener el título de adulto tenías que superar un reto. A mí me tocó matar a dos traidores. Podía permitirme un fallo, ya que disponía de tres balas. O eso pensaba hasta que reconocí a los traidores. Cuando supe quiénes eran, mi plan cambió radicalmente.

Uno. Dos. Tres. Dispara. La primera bala sale de la pistola. Alcanza al primer traidor, mi padre.

Uno. Dos. Tres. Dispara. La segunda bala sale de la pistola. Alcanza a la otra traidora, mi madre. 

Cambio la dirección del arma. Uno. Dos. Tres. Dispara. La última bala sale de la pistola. Me alcanza en la cabeza. 

Pequeños fragmentos inconexosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora