Capítulo 3.

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Hace frío. Mucho frío, tanto, que con las mantas y colchas que cubren mi  cuerpo no es suficiente, tiemblo muchísimo. Abro los ojos de manera somnolienta mientras miro a mi alrededor esperando ver la habitación iluminada por la luz del sol por la mañana. Sin embargo, me encuentro la habitación a oscuras. Solo se distinguen las siluetas que hace la pálida luna al chocar contra los objetos de mi habitación. Me giro, la ventana está abierta de par en par y entra una brisa helada.

Me levanto y me asomo, todo está tranquilo, solo se oye el sonido del movimiento de los arboles con el viento, como si de un susurro se tratase. Cierro la ventana y me giro. Solo recuerdo una sombra y el sonido de un golpe. Después de eso, nada.

Me despierto sobresaltada, brinco de la cama. Es de día. Las ocho de la mañana calculo. La ventana sigue abierta y la habitación por supuesto, está helada. Miro por toda la habitación y no veo a nadie. Que extraño, sería un sueño pienso. Me encojo de hombros y cierro la ventana, esta vez no pasa nada. Mientras me dirijo al armario paso por delante de un espejo. Espera pienso alarmada. Retrocedo, tengo un gran chichón en la sien.

-¿Qué narices?- Digo extrañada.

Nunca, y con nunca digo NUNCA, he sido sonámbula y doy gracias a Dios por ello. De repente una sensación horripilante me impide respirar con normalidad. Miedo, siento miedo. La ventana estaba abierta, el chichón, ''el sueño'',... ¿Y si no lo he soñado? ¿Y si alguien ha estado aquí anoche?

Cojo la primera ropa que pillo, me visto rápidamente, me hago una coleta y me voy derecha a la habitación de Meg. Doy varios golpes, cada uno más fuerte y con más urgencia.

-¿ Qué pasa?¿Qué pasa?¿Hay un incendio?- Dice una somnolienta Meg. Al verme tan alterada me mira curiosa y me abre la puerta para que pase.

Yo tiemblo como una hoja, hace fresquito, aunque sinceramente creo que no es eso.

- ¿Qué ha pasado Grace?- Pregunta ella, ahora me mira asustada, ya no queda en su cara ningún resquicio de cansancio.

Respiro muy hondo varias veces, se me está haciendo un amasijo de nervios, siempre he sido muy nerviosa. De pequeña me salió una ulcera cuando me dijeron mis padres que el colegio iba a participar en un concurso en la televisión, yo iba a ser '' la presentadora''. Cuando me recupere en su momento me tuvieron que enseñar técnicas de relajación, entre ellas, esta.

La empiezo a contar todo con pelos y señales, desde lo sucedido en el bosque hasta lo de esta noche.

Al terminar, ella me está mirando con los ojos desorbitados.-¿ Estas completísisisisisisimamente  segura de que fue alguien Grace? Esto es muy serio.- Asiento. Ella traga con dificultad.- En ese caso hay que avisar Grace, ¿y si es un violador?¿ O un acosador? ¿ O ambos dos?.- Meg sin darse cuenta esta subiendo el tono de voz, hasta terminar la frase con un gallo bastante agudo.

- No me van a creer Meg, Gideon no le oyó, y su familia y él nunca han podido estar acosados, sino no vivirían aquí ¿no?- Digo tratando de convencerme más a mi misma que a Meg. Ella por su parte de repente abre mucho los ojos y empieza a abrir la boca y a cerrarla repetidas veces, sin decir palabra, mientras me agita el brazo como una posesa.

- ¿Y si lo estuvieran?- Dijo Meg por fin.-¿ No te distes cuenta de la seguridad que había a la entrada?- Añade.

Es verdad, pienso. Los pasillos y salas comunes tienen cámaras, las verjas de la entrada son altas y en la entrada hay un vigilante. ¿Cómo no había reparado en ello antes?

- Tienes razón Meg, pero entonces, ¿por qué montar un campamento si se sabe eso?¿ Por qué no se mudan?¿ Por qué siguen aquí?- Meg asiente pensativa.- Lo único que se es que no se lo pienso contar, no por el momento, soy yo la única o¿ esto huele  un poco a gato encerrado?.-

SeleneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora