Artemisa

TREINTAYOCHO

Estaba entrando a la mansión con Eluney pidiéndome que no mandara a Cibran con los cazadores.

— ¿Ariana?— mire a Leo levantado.

— llama a Tamara y que me vea en la habitación de Cibran.

— claro.

Me apresure a subir las escaleras, al estar en frente de la habitación de Cibran no me moleste ni en tocar.

Abrí la puerta observando una escena que en verdad lamentaba

Dove se alejo de mi hermano bajando la cabeza.

— Dove...— la voz de Eluney detrás de mí me hizo ver que las cosas no terminarían bien.

Tamara entro.

— ¿que pasa?

— Tamara, ahora te encargaras del entrenamiento de Leah.

— ¿por qué?— preguntó mi hermano.

— regresaras con los cazadores ahora mismo, alista tus cosas.

— hermana.

— no hablare dos veces Cibran, Dove...

— perdón...

— será mejor que te vayas Dove — me aparte del camino de Eluney.—sera mejor que te vayas antes de que olvide lo importante que eres para la familia...

— yo la bese, quien se ira soy yo—  mi hermano se puso delante de Dove separándola de Eluney.

— lo que estas haciendo me esta lastiman, Cibran...— dijo Eluney dolida.

— por favor cuidalos— pedí a Tamara mientras los dejaba.

— claro— la vampira no se negó.

Ahora eso de vigilarla estaba acabando, ella cada día pertenecía a esta manada.

Camine a la oficina de Jasper y toque la puerta dos veces, esta se abrió por Jasper.

— Ariana...

— largo, quiero hablar con tu padre— entre observando a Evan.

— necesitamos-

— necesito hablar con tu padre Jasper, largo— logre verlo a los ojos, en verdad me encontraba molesta con él.

Jasper abrió la puerta saliendo y dejándome sola con su padre.

— ¿pasa algo?— preguntó Evan.

— ¿sabe algo de la madre de Dove?

— ¿para que quieres saber de la madre de Dove?

— curiosidad, es un gran misterio saber como una loba fue rechazada por su alma gemela— el alfa Evan me miro sorprendido.

Su mirada cayo en un punto fijo de la habitación como si estuviera pensando.