Cap. 4 Un poco de ti

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EREN:

Estábamos en el carruaje, de milagro Reiner y Levi no se estaban matando, será porque yo estaba en medio, en fin, para no crear discordias de ningún tipo lleve un libro conmigo, así no tendría por qué dirigir mi atención a ninguno de los dos, hasta que Levi lo arruino...

- ¿Ya llegamos?

Reiner no le respondió, así que me vi obligado a contestar

-Solo un par de minutos más ten paciencia, ya te avisaremos cuando lleguemos

-Mi labio esta inflamado, no creo que un médico de pacotilla me cure de la noche a la mañana esta hinchazón

A lo que Reiner susurro

-Debí de haberte tirado un diente

Y si, Levi lo escucho

- ¿Qué dijiste estúpido?

-Lo que oíste, perro

No quería tener que ser réferi de este par, así que use la mejor carta que tenia

-Reiner, basta, mi madre me indico que reportara tu actitud, no me hagas ser honesto

El simplemente se cruzó de brazos y Levi me miro fastidiado, al bajar del carruaje lo hicimos en una típica academia militar, jóvenes corriendo en filas, otros más haciendo ejercicio, oficiales gritándoles ordenes, debo decir que al momento de nuestra llegada Reiner destaco de inmediato, varios dejaron de hacer sus actividades para saludarlo en posición de firmes, eso no pasó desapercibido por Levi ni por mí, llegamos a un edificio que era el hospital de la academia, Reiner indico que esperáramos, y cuando se fue.

- ¿Este es un hospital?

-Pregunto Levi-

-El hospital militar, Reiner hablo en la mañana con el médico de su confianza, está aquí cubriendo un turno, además tu madre dijo que no quería que las personas te vieran con tu labio hinchado-

Esperamos en una banca, yo aún tenía mi libro en las manos pero me era imposible leer si Levi estaba mirando a Reiner y viceversa con ojos asesinos, ojalá solo mirarse les bastara, en eso escuche una queja de Levi.

- ¿Por qué demonios tarda tanto?

-Tardara lo que tenga que tardar, Duque

La respuesta de Reiner para mi sorpresa fue tranquila o eso pensé hasta que Levi contesto

-Que fastidio

-Estas tan acostumbrado a que tu ley se dicte, que no tienes consideración para los demás

-Estoy aquí porque fuiste el idiota que disparo y pregunto después, no es que no tenga consideración para mi labio que está a punto de estallar de dolor.

-Debí de pegarte en el ojo

- ¡Me tomaste de sorpresa porque te aseguro que te tumbaría los dientes!

- ¡Eso quisieras perro infeliz!

-Pero una voz resoplo en los pasillos-

Acepto - RirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora