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Llegó el gran día.

Avani me había dicho de vernos esta tarde y se lo tuve que negar poniendo de excusa mis estudios.
Unos estudios a lo que ni siquiera les había estado prestando atención últimamente, y encima estábamos de exámenes finales.
Pero salvar una ciudad entera es más importante, supongo.

Mi padre me dio algunas pautas de situaciones en las que me podría encontrar y como actuar.

Me puse unos baqueros y una  camiseta azul marino, un outfit básico.

Me coloqué el pinganillo y cogí la cámara de fotos con la que había estado practicando, esta iba a ser una larga noche.

Mi padre me llevó en la furgoneta unos minutos antes de las diez en punto al muelle.

PapaA: Ten muchísimo cuidado hijo, y no te fíes de cualquiera, si estas en peligro llámame enseguida.

A: De acuerdo papá

PapaA: No te olvides de nuestra palabra, azúcar de sandía

A: No me olvidaré, hoy voy preparado

PapaA: Bien, que no se te olvide de que te llamas Anthony Edwards y trata de hablar lo menos posible sobre tu vida privada

A: Vale

PapaA: Nos vemos

A: Nos vemos- dije abrazandolo antes de salir del coche

Caminé hasta nuestro sitio de siempre, esta vez llegué antes que Josh.

Me apoyé en la barandilla justo como hace él cada vez que me espera y observaba el mar.

El ruido de las olas y la brisa marina me traía mucha paz, la verdad es que nunca me había parado a contemplar estas vistas.

Mi calma se interrumpió cuando sentí una presencia a mi lado.

J: Hola

Josh había llegado.

Abrí un poco los ojos al girarme y verlo allí de cuerpo presente.

Llevava una camiseta blanca básica con unos baqueros negros, unas cadenas en su cuello a juego y unas air force blancas de calzado.
Se veía realmente bien.

A: Ey

Hicimos lo de siempre,  él me dio el pedido y yo se lo page.

Luego de esos nos quedamos allí sin saber que hacer o decir.

A: Bueno... ¿Donde está ese lugar que me decías?

J: Vamos ya?

A: Sí claro, no hay tiempo que perder

J: Sígueme

Dicho esto nos dirigimos al camino por el que se marcha siempre desapareciendo entre la oscuridad de la noche, solo que esta vez yo también desaparecería con él.

Llegamos hasta el final del muelle hasta un camino de tierra que no estaba muy alumbrado.
Se veía muy poco, y más que esa noche había niebla.

Josh encendió la linterna de su teléfono.

A: A donde da esto?

J: A mi zona

No sabía como sería "su zona" pero por el momento el camino que llevava a ella no era muy acogedor.

Sentí escalofrios por mi columna, además del frío y la humedad comenzaba a darme miedo, más que nada porque la oscuridad es un miedo que tengo desde pequeño y estabamos literalmente en medio de un descampado cada vez más alejados de la luz de la calle.

~Las Diez En Punto~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora