Capítulo 9

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Capítulo 9

Port Ángeles, soy una guardiana.

Anahi desistió el pensar de más en Edward Cullen y para quitárselo de su mente se entretuvo revisando su contenedor mágico, practicando sus poderes y adelantando algunos deberes del instituto, limpio su habitación y ordeno su ropa limpia que estaba tirada en cada lado de su habitación y sobre una silla en el rincón, la joven aunque era elegante, valiente e inteligente era algo desordenada.

A la mañana siguiente se levantó un poco más tarde de lo que se acostumbraba y para su sorpresa el día amenazaba con ser uno bastante soleado y cálido sin llegar a ser sofocante y húmedo. La menor frunció un poco el ceño ya que ella quería alejarse del sol porque le ponía muy sensible su piel, como le sucede a las personas que sufren de albinismo, soltó un gruñido y busco ropa abrigada pero fresca. Con las pocas nubes que habían eran blancas y pequeñas era muy posible que no trajeran lluvia.

- Adorable –se dijo a si misma mirándose en el espejo.

Ya que su estatura y su apariencia la hacían ver como una tierna niña, decidió usar unos pantalones azules, una camisa gris de tirantes y una chaqueta azul y sus amados tenis color grises para combinar. Se hizo una cola de caballo y se puso sus lentes, al ver que estaba lista y presentable asintió ante su apariencia, tomo su mochila y salió de su habitación poniéndole seguro a esta.

Como vio que tenía tiempo para desayunar con bastante calma, bajo las escaleras y vio a su padre se preparaba a tomar su desayuno.

- Te ves linda –comento comiendo su cereal observando a su pequeña niña vestida sencilla pero como siempre elegante, algo que vio que ella se haya acostumbrado por la academia a la que fue en donde le enseñaron hasta modales ocasionando que su pequeña Odette actuara siempre como una señorita.

- Gracias papá –agradeció a su padre dándole una apenada sonrisa para hacerse un café y unos sándwiches. Mientras se hacia el desayuno y se lo servía para comerlo con total calma observo como Isabella bajaba para ir al instituto, se notaba de buen humor y a Charlie no le pareció desapercibido el cambio.

- Ahí afuera hace un día estupendo –comentó.

- Sí –respondió con una gran sonrisa, Charlie se la devolvió, su piel se arrugo alrededor de sus ojos castaños, la menor noto fácilmente el atractivo de su padre cuando hacia eso, a veces se preguntaba porque no había vuelto a reanudar su vida amorosa después del fracaso de su matrimonio, la menor sabia de que era porque Charlie seguía enamorado de Renée, pero eso no le hacía nada bien para él. Tendrá que hablar con él después.

Después de que hubo terminado de desayunar, Charlie se despidió con un pequeño beso en la mejilla a cada una de sus hijas y ambas escucharon como se alejaba en el coche de patrulla.

- Bella ¿Qué cosa te pico este fin de semana? –le pregunto la menor a su hermana mayor cuando se pusieron en marcha en la camioneta –después de que regresamos de La Push estuviste prácticamente encerrada como si estuvieses en cuarentena.

- Nada, es solo que –se interrumpió sacudiendo la cabeza –vas a pensar que estoy loca.

- Hey –dijo mirándola a los ojos –no tienes que decirme nada para que lo piense, ya lo sé -le torció los ojos –anda, dime que paso –le pidió riendo.

- ¿no crees que los Cullen son un poco fuera de lo común? –le pregunto con la mirada fija al frente.

- ¿fuera de lo común como guapos e inteligentes y súper millonarios o fuera de lo común como extraterrestres come cerebros? –le dijo bromeando la menor tratando de que no notara su nerviosismo.

Reencarnando en crepúsculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora