Capítulo 15
Primero invítame a un café
Edward abrió los ojos de golpe soltando un profundo respiro como si acabara de despertar de un horrible sueño, miró a todos lados alarmado y con cara sorprendida notando que estaba nuevamente en la habitación de la pequeña Swan, en aquella habitación llena de color y de vida, no como la triste y grisácea habitación de Phoenix.
- Mgh –escuchó un pequeño sonidito de queja, bajó su mirada encontrando a su pequeña guardiana abrazándolo por el torso y su cabeza recostada en su duro pecho.
Lentamente acerco una de sus manos a la cabeza de la menor y la acarició con suavidad logrando que ella se detuviera de mover en la cama, la mirada de la menor dormida, la tenía antes con el ceño fruncido para luego cambiar a una tranquila y pacífica ante el contacto del vampiro.
Edward miró detenidamente el rostro dormido de la menor, notando que no cambió mucho en su rostro ya que aún se veía infantil aún si ella tiene en esos momentos "15 años", recordó las expresiones que mostraba en sus recuerdos, el brillo de sus ojos, su forma de reír, de sonrojarse, en todo.
En ese momento recordó el cómo se conocieron...
Él caminaba directo a su auto de manera apresurada para poder largarse de ese instituto, el olor de Isabella Swan lo tenía loco y si seguía en ese lugar no dudaría en saltar hacia ella y arrancarle el cuello y tomar hasta la última gota de su sangre.
Sacudió su cabeza tratando de quitar esos pensamientos, no, no podía lastimar a un humano, no quería decepcionar a Carlisle y a Esme por todo lo que han hecho por él, no iba a ser un monstruo.
Pudo sentir pasos siguiéndolo rápidamente, no volteo, lo ignoró lo más que pudo, solo quería irse de ahí y ya.
- Mira pendejo –escuchó una enojada voz femenina, la voz de esa chica era suave y al mismo tiempo dura. Detuvo su caminar y volteo de manera lenta a verla, sus ojos no podían creer lo que veían... cara pálida, labios carnosos de un color rosa pálido pero en esos momentos se veían de un color casi carmín en forma de corazón, nariz pequeña, mejillas sonrosadas, ojos grandes de color café oscuro casi negro que eran ocultos por unos gruesos anteojos negros wayfarer, pestañas crespas, cejas oscuras agraciadas y una cabellera castaña muy oscura con líneas claras onduladas y rizadas, frente a él estaba viendo una hermosa muñeca humana....no... un ángel –sí, tú, Bakadward.
"Bakadward" Sonrió de lado divertido ante ese sobrenombre, esa niña no era muy buena dando insultos.
- ¿te puedo ayudar en algo? –preguntó de manera evasiva pero educada, trató de leerla pero no podía, no veía ni leía nada dejándolo sorprendido internamente, miró los ojos de la menor notando algo en ellos, aparte de tiernos y dulces se veían tristes y algo vacíos....como si hubiese perdido su razón de vivir.
- Quiero que le pidas disculpas a mi hermana por tu aberrante comportamiento –lo sacó de sus pensamientos su dura voz, la volvió a ver al rostro notando que ella lo veía tiernamente enojada, sus mejillas un poco regorditos por la grasita de bebé que aún tenía de un color rosados estaban teñidos de un color carmín, su ceño fruncido y sus manos en su cintura en forma de jarra, intimidándolo con la mirada ya que ella lo miraba a los ojos intensamente –no me importa la razón por la que hayas sido un completo idiota. Solo discúlpate con ella.
- ¿y porque tendría que hacerlo? Mejor dicho, ¿Quién eres tú para obligarme? –se acercó a ella de manera peligrosa tratando de intimidarla y que lo deje tranquilo pero su postura no cambió hacia él, tomó una bocanada de aire y al sentir el aroma de la menor sintió de golpe como si le hubiesen dado un relajante, como si todos los demonios que estaba luchando en ese momento se tranquilizaran y volvieran a la profunda oscuridad de su ser.
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Reencarnando en crepúsculo
De TodoUna chica común y corriente, de apenas 18 años fallece durmiendo en su propia cama de manera desconocida. Con sus deseos de seguir viviendo reencarna en uno de los libros que leyó a la edad de 12 años y miró todas sus películas, reencarna en la saga...