Capítulo 11
La verdad, dolor y mentiras.
En el auto en donde se encontraban un vampiro y una guardiana, el silencio que emanaba en ese sitio era tranquilo y cálido, la menor pensaba seriamente si contarle la verdad a Edward, su verdad, de que ella venía de otra dimensión y que en esta vida era de una saga que leyó en su vida pasada. Tenía miedo de su reacción, pero más miedo tenia de enamorarse de Edward y que al final nunca pudieran estar juntos.
- ¿te molesta si no vamos a mi casa directamente? –pidió la menor apenada, el mayor la miró de reojo –no tengo ganas de continuar mi pelea con Bella o peor... recibir su indiferencia pasivo-agresiva, ya que sé que si aparezco ahí de repente seguirá haciendo ese loco monologo.
- Podemos ir a un lugar a las afueras –sugirió amablemente – ¿Qué dices?
- Me parece estupendo –respondió dándole una suave sonrisa al mayor.
Se alejaron del pueblo en dirección norte y se sumergieron en un camino poco transitado, el tipo de camino que suelen escoger los asesinos seriales para esconder sin temor los cuerpos de sus víctimas, la menor no sintió miedo alguno ya que sabía que Edward no iba a hacerle nada y más que si algo pasara sus instintos le avisarían antes de que pasara algo.
Edward se detuvo a la orilla de unos altos pinos y al bajar se podía escuchar el correr de un río, el cielo se lograba divisar entre los árboles y algunos rayos de luz se filtraban entre las hojas dándole al ambiente una tonalidad amarilla verdosa y su reconfortante brisa le inspiraba a la menor a buscar una manta caliente, una taza de chocolate caliente, un cuaderno y lápiz para escribir una nueva reseña para una de sus novelas y a cierto vampiro para acurrucarse.
Escuchó como dicho chico cerraba la maleta del carro y se acercaba al lado de la menor con una cobija.
- ¿estás seguro que ya no oyes mis pensamientos? –le preguntó mirándolo divertida, él le sonrió.
- Digamos que ya no, no sé cómo lo hiciste pero fue sorprendente leer por un momento tus pensamientos ¿Cómo lo hiciste?
- Un hechizo de bloqueo mental, evita que otras criaturas o personas con tu mismo don puedan meterse a la mente del usuario para leerla o controlarla. –se encogió de hombros explicando ese hechizo.
- ¿puedes volverlo a desbloquear? –preguntó mirando a la menor intrigado y emocionado.
- Digamos que sí, es sencillo pero prefiero mantener mis pensamientos para mí misma ¿Por qué? ¿te gustaría escuchar igualmente mis pensamientos? –lo miró de reojo burlona.
- Ojala, eso me haría la vida más fácil –dijo rodeándola con la colcha mientras la acercaba a él y besaba la punta de la nariz de la menor.
- Créeme, no querrás saber todo lo que cruza por mi mente, tus modales de antaño se escandalizarían –ríe al pensar en la cara de desconcierto del varón al leer sus pensamientos y se encuentre con reseñas e imágenes de yaoi hard.
- Estoy haciendo muchas cosas escandalosas estos últimos días –le besó posando su mano derecha en su nuca y la izquierda un poco debajo de la cintura de la menor.
- "tienes razón Cullen, has estado haciendo mucho escandalo como por ejemplo besando a la niña más veces dejándola más idiota de lo que ya es" –dijo una de las chibi's Anahi, esta vez la chibi principal que era una versión adulta de la menor que aparentaba unos quince años pero tenía dieciocho años. La menor sintió como se resbalaba la manta al tiempo que Edward la agarraba antes de tocar el lodo del suelo –el punto de este trapito es que permanezca seco y no me de frío ¿sabes? –dijo mirándolo sonrojada y tímida.
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Reencarnando en crepúsculo
RandomUna chica común y corriente, de apenas 18 años fallece durmiendo en su propia cama de manera desconocida. Con sus deseos de seguir viviendo reencarna en uno de los libros que leyó a la edad de 12 años y miró todas sus películas, reencarna en la saga...