Sólo por esta vez

001 «Tenemos que castigarte, Granger.»

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“En el fondo de todo amor, de todo cariño, de toda relación humana late el erotismo.”
«Sándor Márai»

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El ruidoso sonido no le dejaba pensar. Por eso aquel local era el mejor lugar para olvidar sus penas e ignorar sus pensamientos. No tenía ganas de pensar en Ron y en sus humillantes cuernos.

Sólo estaba de pie en medio de la pista y sin bailar ya llamaba la atención de algunos chicos que se acercaron para bailar muy pegados a ella. En otro momento no lo hubiese permitido pero ahora sentía su sangre hervir. Quería vengarse y hacerle sufrir igual o peor de lo que ella ya sufría.

El alcohol ya había subido a su cabeza y sus amigos se habían perdido hacía rato, podía terminar haciendo una tontería y no le importaba.

O esa era su idea, pero la realidad se impuso. No estaba acostumbrada a beber tanto así que tuvo que correr hacia los lavabos para vomitar lo poco que había comido en la noche y lo mucho que había bebido.

Cuando hubo terminado se sintió mejor pero aún quería olvidar.

Se miró en los espejos del baño. Su cabello estaba desordenado, su ropa se había desaliñado y su rostro estaba rojo del calor que sentía allí dentro.

Para quitarse el sabor a vómito metió el chorro de agua del lavabo en su boca para lavarsela bien. Aunque estaba tan borracha que terminó mojándose el vestido por la parte superior. Su vestido rojo se pegaba a su piel desnuda, debido a que se había alocado al no ponerse ropa interior.

Volvió a mirarse en el espejo y se encontró con unos ojos lujuriosos que no le quitaban detalle.

— Mira a quien tenemos aquí.

Una voz de una chica sonó detrás de ella. No reconoció quien era, todo lo veía borroso y el sonido de afuera tomaba todo el baño.

— ¿Te sientes mal?

Hermione no supo como ni cuando la chica se había acercado tanto a ella, casi pegándose para susurrarle al oído.

Ella asintió ante su pregunta y la otra chica la abrazó haciendo que quedarán muy pegadas. Podía oler a ron y a un perfume mezclado en el aire con el típico olor del maquillaje. Su cara quedo contra el cuello de la chica y no sé opusó cuando sintió unos besos en su cuello y unas manos subiendo hacia sus pechos.

La chica desconocida la sujetó por la cintura y la subió sobre el lavabo. Sin detenerse demasiado sus labios se juntaron lujuriosamente y sin preámbulos. Sus labios parecían querer comerla y su lengua penetraba su boca simulando la acción de hacer amor con sus labios y sus lenguas. Lenguas que luchaban la una con la otra por el dominio del baile.

En un momento Hermione se vio con los pechos al aire ya que la chica había bajado su vestido bruscamente.

— Dios, vas a matarme. ¿Tampoco llevas bragas?

Tan solo atinó a asentir cuando le subió también el vestido quedando este enrollado en su cintura.

— Que chica más mala. Tenemos que castigarte, Granger.

Su tono de voz viajó directamente hasta sus bajos, donde su coño ya empezaba a mojarse por las caricias y las atenciones de la contraria.

Hermione volvió a ser tomada por la cintura y bajada del lavabo para ser dada la vuelta y ser puesta contra este. Quedó apoyada contra el lavabo con el culo hacia arriba y mirándose en el espejo.

La otra chica estaba detrás de ella, podía diferenciar su color de cabello, un negro carbón precioso y cortado por encima de sus hombros.

No tuvo tiempo de seguir analizándola cuando sintió un mano contra su nalga derecha.

— ¡Ay!

Se quejó más por la sorpresa y por el calor que crecía más en ella.

— Cuenta las nalgadas, si rompes la cuenta empezaré de nuevo.

No sabía porque le seguía el juego. Al menos  al principio, después se dio cuenta que le gustaba y que su coño estaba chorreando del gusto.

— Nueve.

Contó la novena nalgada y su lengua se atorró en la última.

La última nalgada había sido justo encima de su cremoso coño, que quedaba expuesto por su posición.

— Tsk. Estás toda mojada, me has empapado la mano.

Aquella afirmación en lugar de avergonzada hizo que sus caderas se movieran solas hacia atrás, empujando hacia la otra chica desesperada por tener atención donde quería y necesitaba.

Perdió de vista a la chica en el espejo debido a que se había arrodillado. No podía verla pero empezó a sentirla.

Su coño se vio atacado por una boca que se había lanzado queriendo devorarla. Con su lengua la penetraba queriendo volverla loca y con sus manos acariciaba su punto más sensible, su clítoris.

— Dios, si. Así. ¡Sigue!

Fue las primeras palabras que le soltó. Se había terminado sujetando donde podía del lavabo debido a que sus piernas temblaban del placer. Temía terminar tirada en el suelo sin fuerzas, como creía que iba a terminar pero primero quería sentirla.

La otra chica había dejado de usar su boca unos instantes solo masturbándola con la mano, así que Hermione sintió unos escalofríos por todo el cuerpo cuando unos labios y una lengua jugaron de repente con su clítoris. Sus dedos pasaron a penetrarla intercambiando los roles del principio.

No iba a aguantar mucho más.

— ¡Me corro!

Con aquel gritó quedó tirada en el lavabo activando el agua sin querer mojándose y temblando por el orgasmo que le acababan de dar.

Cuando tuvo la fuerza suficiente para colocarse bien el vestido y sostenerse con sus piernas se dio la vuelta viéndose sola en el baño.

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