† Capítulo 5 †

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No podía creer lo que me estaban diciendo.

―Esperen, ¿qué?, ―me levanté de inmediato sentándome en la camilla en la que me encontraba acostada.

―Quédate acostada por favor. ―
Calmó el padre.

―¡Así como escuchaste Maeve! ―espetó mi madre.

―Pero mamá no quiero irme de la ciudad, no quiero dejar a Minnette ni a la madre superiora y tampoco a usted padre, ―me dirigí a él con debilidad.

―Demasiado tarde querida, ya has sido inscrita y te han aceptado por supuesto. ― Dijo mamá.

― ¿Cómo pudieron hacerme esto sin antes mencionarlo? ―dije bruscamente.

―¡No necesitamos tu autorización Maeve! ―defendió mi madre. ―Entiende que lo necesitas.

Cerré mis ojos para calmarme. Esto cada vez empeoraba, ya era suficiente con que mi madre me hubiese obligado a ser una monja. Pero aunque me dolía aceptarlo, era verdad; mamá tenía razón, necesitaba ayuda.

Así que opté por quedarme en silencio y no discutir más sobre el asunto.

―Bien Maeve luego de que te recuperes regresaremos de nuevo al instituto por tus cosas, y partiremos a Isolated Town.

―Sí señor, ―musité.

Me quedé internada por dos días en el hospital, al recurrir el doctor me dijo que ya estaba lista para regresar a casa, bueno al instituto, ese era mi hogar.

Extrañaba tanto la mansión Andrews, pero sin papá las cosas ya no eran igual.

Me cambié la bata, Minnette me llevó uno de mis hábitos al hospital, así que me vestí y salí de éste para regresar al instituto. Me subí al auto del padre en el asiento del copiloto y Minnette se subió en los asiento de atrás y nos dirigimos hacia él.

No quedaba muy lejos así que el viaje no fue muy largo. Llegamos a este; bajamos del auto y me dirigí a mi habitación a empacar mis pocas cosas, no eran tantas más que sólo mis hábitos.

Al tener todo listo eché un último vistazo a la habitación y di un largo suspiro saliendo de allí.

Eran las ocho de la mañana y el saber que el viaje a Isolated Town sería demasiado largo me era tedioso.

Salí de la habitación para ir a despedirme de Minnette y la madre superiora, dolía tanto el irme de este lugar, aunque al principio las cosas no fueron muy bien logré adaptarme y al conocer a Minnette a la madre superiora María de Jesús y al padre Juan Pablo se volvió mi hogar. Ellos me hicieron sentir parte de toda esta familia.

Ellos se encontraban en el portón de entrada del instituto, listos para la despedida. Primero abracé a la madre superiora María de Jesús.

―Vamos a echarte de menos hija mía, sabes que siempre serás bienvenida aquí a este lugar. Cuando estés lista y te recuperes puedes regresar nuevamente aquí, a tu hogar.

―Gracias madre superiora.

Me dirigí al padre y este me abrazó también.

―Las puertas de este instituto siempre estarán abiertas para ti hija mía. Que Dios vaya contigo siempre.

―Lo tendré en cuenta siempre padre.

Y finalmente me despedí de Minnette, es a quién más extrañaría.

―Te echaré tanto de menos. ―No olvides que eres una persona fuerte Maeve; ―promete que no lo harás de nuevo.

―Lo intentaré Minnette.

―Nunca me olvides ¿sí?

―Jamás lo haría Minnette; ―buscaré la manera de comunicarnos ¿de acuerdo?

―Ojalá seas una gran pianista allá.

Reí al decirme eso. Minnette decía que tenía un gran talento con el piano, y sin alardear, era cierto, era muy buena. Me hacía olvidar todo, lo hacía frecuentemente. Juntas tocábamos en las ceremonias que se realizaban en la parroquia. Jamás olvidaré cada momento que conviví allí.

―Espero que si, ―dije separandome de ella y caminando hacía el auto de mamá, les di una última mirada. ―Los quiero tanto; ―dije con un nudo entrando en llanto.

―También te queremos Maeve. ―Dijeron en un unísono.

Me subí al auto en el asiento del copiloto junto con mis cosas y arrancamos a Isolated Town. La lluvia comenzó a caer y el frío empezó profundizar entonces mamá encendió la calefacción del auto.

Era un momento incómodo, no articulamos palabra alguna, no pensaba discutir, no con este clima y que mamá llevara el volante, así que decidí mejor ver por la ventana del auto por mientras llegábamos a la mentada ciudad esa.

Me preguntaba cómo sería ese lugar, si la gente de ahí serían amables, si el clima era lluvioso como la ciudad de Agnar, iba imaginando todo el cómo sería esa ciudad.

Sólo espero que sea una ciudad tranquila me decía a mí misma.

El sueño me empezaba a ganar así que me dormí por unas horas por mientras llegábamos.

No sé cuántas horas pasaron, pero empecé a sentir un calor de los mil demonios que hizo despertarme, bostece y restregué mis ojos, al aclarar bien mi vista comencé a ver árboles y más árboles.

¿En dónde está la ciudad? Porque no parecía serlo.

―Qué bueno que ya despertaste―ya casi llegamos, ―musitó mamá.

Llegamos a un portón de un estilo antiguo, mamá estacionó frente a éste esperando a que fuera abierto, ni siquiera habíamos entrado y ya sentía una mala vibra sobre ese lugar, un escalofrío recorrió por mi espalda.

Esto no está nada bien.

Y finalmente el portón fue abierto, así que mamá se adentró con el auto al lugar.

Secretos Oscuros en Isolated TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora