Capítulo 5

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Después de haber establecido sus reglas, Yoongi insistió en acompañar a Jimin hasta su coche. El peli rosa apoyó la cabeza sobre su espalda y cerró los ojos, sumergiéndose en los aromas nocturnos que los envolvían y sobre todo, en el de Yoongi. Tuvo que abandonar su mundo de ensueño cuando escuchó una maldición ahogada en los labios de Yoongi. Levantó la cabeza y vio que habían llegado al aparcamiento donde Jimin había dejado su coche y que era este precisamente lo que Yoongi estaba observando. Entonces, sintió que se le hacía un nudo en el estómago al reconocer el vehículo oscuro que había aparcado al lado de su coche. Cuando Yoongi detuvo la moto al lado del Volkswagen, la puerta del otro coche se abrió. La persona que descendió del coche de policía de incógnito era el padre de Jimin.

-Papá, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó el peli rosa, mientras se bajaba de la moto y se quitaba el casco.

-Uno de mis hombres me informó de que tu coche seguía aparcado aquí y de que no había rastro tuyo. Sé que terminaste tus clases hace mucho tiempo. Comprobé que no estabas con ninguno de tus amigos -contestó el padre, sin dejar de mirar a Yoongi.

-Lo siento, papá. No quería preocuparte -dijo Jimin.

Se sentía tan culpable que se apresuró a abrazar a su padre. Sin embargo, él ni siquiera se fijó en el peli rosa. No hacía más que mirar a Yoongi, que aun seguía sentado en la moto.

-Papá, este es Min Yoongi- añadió, dando un paso atrás.

-Sé quién es. Creía que te había dicho que te mantuvieras alejado de mi hijo.

-Yoongi es mi amigo -replicó Jimin. Su padre no tenía que saber qué clase de amigo.

-No me gusta.

-A mí tampoco me gustan todos tus amigos -repuso Jimin. No le gustaba que su padre le hablara en ese tono, como si fuera un niño pequeño.

- Eres mi hijo.

- Y soy lo suficientemente mayor como para escoger a mis amigos. El motor de la moto volvió a arrancar. Jimin se dio la vuelta rápidamente y se acercó corriendo a Yoongi.

-¿Cuándo volveré a verte? -le preguntó en voz baja, para que su padre no lo oyera.

-Tal vez esto no sea tan buena idea -contestó el pelimenta, entregándole el morral que había enganchado a la moto.

-No tengas miedo de él. Es perro ladrador. No muerde. - Yoongi lo miró. La preocupación que Jimin vio en sus ojos le provocó una cálida sensación en su interior.

-No me preocupa lo que me haga a mí, pero tú no necesitas esta clase de problemas.

-No te preocupes por mi. Yo me las puedo arreglar solo -afirmó Jimin.

Entonces, como si quisiera demorar su osadía, se puso de puntillas y lo besó con los labios, que estaban más suaves y duros

-Hasta pronto. Muy pronto.

Yoongi sacudió la cabeza y se marchó. Mientras observaba como desaparecía en la distancia, Jimin notó la mano de su padre sobre el hombro. Pesaba lo mismo que una losa.

-Vamos. Yo te llevaré a casa.

-No. Puedo ir en el mío.

-He dicho que te llevaré yo -insistió él.

Le hizo una indicación al conductor del coche de policía y, después, le pidió a Jimin las llaves del Volkswagen.

-Dame tus llaves. - Jimin no quería hacerlo, pero la fatiga lo empujó a ello. Pelearse con su padre requería más energía que la que tenía en aquellos momentos. De mala gana, obedeció. Pasaron más de diez manzanas antes de que su padre tomara la palabra.

Sexy Tentación - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora