|Capítulo 28|

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Mis manos sudaban, mi respiración era irregular, mis nervios estaban a flor de piel, mi cabello era un desastre, yo en general era un caos total.

Me llevé los dedos a la boca y comencé a morder mis uñas con nerviosismo mientras miraba distraída un punto fijo.

Las cosas en Lesminton iban de mal en peor, cuando creíamos haber capturado al asesino ocurría algo que nos hacía darnos cuenta de que nada de lo que hiciéramos o pensaramos era lo correcto, cuando creíamos que todo había finalizado ocurría una nueva tragedia que a parte de tomarnos por sorpresa nos abría nuevamente el entendimiento y comprendiamos una vez más que seguíamos en este macabro juego del gato y el ratón, y cuando menos lo pensaramos cuando menos nos diéramos cuenta el gato hacia aparición para llevarse a uno de los ratones y nosotros no hacíamos nada, simplemente nos quedábamos en estado de shock asimilando todo y esperando que el gato volviera a cazar y que una vez más uno de nosotros se convirtiera en su presa, en su pequeño e inocente ratón en este despiadado juego en el que nos tiene involucrados el asesino.

Camino de un extremo de la sala al otro sin dejar de morder mis uñas. La verdad es que mis nervios están tomando control de mi, desde que comenzó lo de los asesinatos solo tenía una idea en mente y era la de encontrar al asesino pero a este paso que vamos siento que nunca lo encontraré.

—¿Puedes dejar de dar vuelta en toda la sala? Me mareo solo de verte— la voz áspera de Jackson hace que detenga mi caminar. Lo miro con mis cejas arrugadas y mis ojos entrecerrados.

—No me veas sino te gusta— respondo cortante retomando mi caminar por la sala.

Necesito controlarme o perderé completamente mis estribos y terminaré por desesperar aún más a los chicos.

Inhala. Exhala.
Inhala. Exhala.
Inhala. Exhala.

Repito una y otra vez en mi mente mientras hago los ejercicios inhalando aire por mi nariz y exhalando la por mi boca.

—Al, terminaras de abrirle un hueco al piso, por favor cálmate y sientate que verte de esa manera solo me desespera aún más— habla Dom usando su tono autoritario, lo miro y el me regresa la mirada, sus ojos se suavizan un poco. Respiro y me doy por vencida sentándome en el sofá más alejado de ellos dos.

—¡Gracias!— el sarcasmo es notable en la voz de Jack, blanqueo los ojos y miro un punto fijo en el suelo para poder tranquilizame completamente.

Los tres estamos realmente preocupados, nerviosos, estresados y desesperados, hemos pasado horas intentando revisar toda la información que hemos reunido de los asesinatos, ver que tienen en común, saber si habíamos pasado algo por alto, intentando ver todo con una minuciosa claridad pero nada habíamos podido completar, las pistas que teníamos solo nos llevaban a un callejón sin salida, a un agujero negro, a un precipicio sin fondo.

—Digamos una vez más quiénes podrían ser nuestros sospechosos para ver si eso nos podría dar una nueva pista— hablo por primera vez en varios minutos levantándome del sofá y agarrando los papeles que teníamos desperdigados por el suelo.

Admito que habíamos hecho eso muchas veces pero aún necesitaba comprobar todo de nuevo, algo teníamos que sacar de todo esto.

Reviso una vez más los papeles uno por uno intentando buscar algo que por alguna razón hayamos pasado por alto.

Mi papá está trabajando nuevamente en la mina y esta vez le toca doble turno así que los chicos decidieron venir a mi casa a investigar, incluso se quedarán a dormir ya que tienen miedo de dejarme sola, dicen que así estarían menos preocupados y que podríamos trabajar hasta tarde sin ningún problema ni inconveniente.

Asesinato Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora