|Capítulo 21|

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¿Conocen esa sensación de que algo está mal? Y no me refiero a simplemente saberlo, hablo de estar conscientes de que algo está terriblemente mal y actuar como si no fuera así.

Una vez más, la falsedad de este pueblo me abruma, un asesino suelto, víctimas por doquier y aún así se emocionan por un “Evento” en la plaza.

Cada año, un pequeño “festival” tiene lugar en las calles de Lesminton, con un asesino o sin él, se seguiría festejando. ¿Qué festejaban? ¿Estar vivos? ¿No ser uno de los afortunados? No lo entiendo.

Antes solía denegar rotundamente la invitación de mis padres, pero ahora todo es diferente. Estoy aquí, esperando a que papá vuelva con las bebidas que prometió y tratando de verme lo más feliz e interesada por este festival que puedo fingir estar.

¿Por qué estoy aquí? Pistas, Dom, Jack y yo decidimos asistir a este lugar con la finalidad de vigilar a Thomas y a Rebecca, necesitábamos algo, lo que sea.

Los busqué con la mirada y solo encontré a Jackson, que me sonrió y siguió con lo suyo. Esta era una de las pocas ocasiones en las que Thomas se dejaba ver por el resto de nosotros, además de cuando iba a visitar a su esposa al comedor. Lastimosamente, el lugar se aglomeró de gente, todos estaban aquí o al menos la mayoría, tenía a todos los sospechosos, aún no me fiaba de que Thomas estuviera solo en esto, podían estar con el y ser su cómplices; Emilio el carnicero, el alguacil y Clarissa, ella nunca se le despegaba aparentemente.

Me sorprendió ver que incluso, Erika estaba presente. Trataba de entablar conversación con un grupo de personas pero nadie le prestó atención, la ignoraban como si no existiera.

Ella se alejó de ellos con una sonrisa en su rostro más falsa que toda esta gente,  la vi acercarse nuevamente a otras personas pero todas hicieron lo mismo, “ignorarla”, me sentí mal por ella, nadie parecía estar interesado en escuchar lo que sea que ella tuviera que decir, puede que los rumores sean ciertos y ella esté loca pero aún así no hace que deje de sentirme mal, Erika se alejaba una y otra vez de las personas y cada vez parecía más frustrada, molesta tal vez.

Quité mis ojos por un momento de ella y me acerqué a la mesa con bocadillos que estaba a mi derecha, si iba a estar aquí, por lo menos disfrutaría de la comida. Cerré los ojos cuando me llevé un trocito de pastel a la boca, esto está delicioso. Los abrí nuevamente cuando sentí la mirada de alguien sobre mí.

Miré a todos lados, en busca de algo que me confirmara lo que había sentido, pero no encontré nada. No fue hasta que me giré para buscar otro trozo de pastel, que me di cuenta de los siniestros ojos que me miraban con morbo desde lejos, un escalofrío recorrió mi columna vertebral y me volteé sin tomar el trozo de pastel, tratando de ignorar la pesada mirada de Emilio. Cada día me sentía más incómoda con su sola presencia, lo había descubierto varias veces mirándonos a los chicos y a mí, traté de repetirme que nada me pasaría, él no podría hacerme daño si me mantenía alejada.

¿Dónde estará papá? Se supone que solo iba a buscar un jugo para mí y una cerveza para él, se estaba tardando más de lo debido así que decidí moverme por el lugar buscándolo, saludaba a algunas personas y les daba una sonrisa amable a otras, me estaba volviendo experta en esto de fingir.

A lo lejos, divisé a Dominick, estaba lejos del resto, no hablaba con nadie y su mirada se mantuvo fija en un solo punto. Arrastre mi mirada con pesadez hasta donde él estaba observando y la curiosidad me exigió que me acercara, pero por primera vez en mucho tiempo no me dejé llevar y me quedé en mi sitió.

Nicolas estaba hablando con Thomas mientras que Rebecca y Clarissa asentían a todo lo que ellos decían.

Tal vez no eran tres los asesinos, si no cuatro. Uy no, todo esto me va a volver loca. Parece que parpadeo y aparecen más sospechosos.

Asesinato Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora