|Capítulo 9|

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Desconocido.

Yo podría haber sido una buena persona, podría haber ido a la universidad, podría haber tenido buenos amigos, un buen trabajo y una buena vida. Pero la sociedad se encargo de que eso no pasara, no diré que sufrí de abuso, ni que tuve unos malos padres, no sufrí de ningún suceso en mi niñez o adolescencia que me hicieran ver al mundo de una forma diferente, simplemente observe, observe en silencio y con discreción todo lo que pasaba a mi alrededor desde muy joven. Si hace 10 años me preguntaran si creía que mi vida se convertiría en esto me reiría en su cara, solía ser muy feliz, solía sonreír, solía ser alguien intachable hasta que me di cuenta que el mundo esta enferme, yo soy solo un doctor. Ayudo al mundo a sanar.

Curo a los enfermos y libero a los que ya no tienen salvación, sin mi el mundo estaría infestado. Eso es algo que la humanidad aun no a entendido, no entienden el llamado que tenemos las personas como yo, no entienden que sin mi ellos estarían perdidos, les llaman asesinos, monstruos y hasta psicópatas a las personas como yo que solo tratamos de separar el trigo de la cizaña, pero no todos lo ven, sólo quien a sido llamado desde lo más alto como yo entiende cual es mi propósito y que el fin justifica los medios.

-¿No crees que ya es hora de terminar con esto? - me preguntó mi ayudante limpiando uno de los cuchillos como por tercera vez, es un obsesivo con eso de la limpieza.

-Tal vez, liberemos de su sufrimiento a este pobre desgraciado -sin decir más el tomo las cosas que necesitábamos y empezamos a caminar, era hora de acabar con esto.

Por lo general trabajaba solo, pero hace menos de un mes este chico me encontró, me sorprendió mucho el hecho de que me descubriera pero me sorprendió más que ni siquiera me tenía miedo, no tenía miedo a morir tampoco, solo quería ayudar a salvar este pueblo y muchos más, aunque al principio me sentí renuente a la idea de dejarlo ayudar y no matarlo, al final decidí probarlo y para mí sorpresa lo hizo mejor de lo que me esperaba, raramente el chico superó mis expectativas y ahora le enseño todo lo que se.

El ruido que hizo la puerta al entrar fue horrible, pero eso no se compara con la sensación de pérdida que sentí al ver la silla donde se supone debería estar amordazado el afortunado, al parecer mi compañero sintió lo mismo ya que se supone que él tenía que atarlo a la silla para que no se moviera, era su único trabajo y lo hizo mal.

-Donde... -deje de escuchar las palabras del sujeto a mi lado cuando, por el rabillo del ojo, vi movimiento.

Todo paso en cámara lenta y no sé en qué momento la cucaracha que ya debería estar muerta estaba detrás de nosotros, le pegó un puñetazo a mi compañero que lo hizo caer inmediatamente, el estruendo que hizo al caer fue contundente, cuando el idiota de acercó demasiado a mi intento hacer lo mismo conmigo, claramente no lo logro, ya que lo esquive.

Lo empuje haciendo que golpeara con el piso, eres un tipo fuerte, pero la falta de comida y agua lo tienen débil. Ya en el suelo le di una patada justo en las costillas que hizo que soltara un quejido de dolor y lo escupí demostrando quién tiene el poder, demostrándole dónde está su lugar. En el vuelo, debajo de mis zapatos, justo como la escoria que es.

Me alejé de los dos incompetentes que yacían aún en el suelo y me dirijo a la puerta, la cerré para evitar que él escapara, aunque sinceramente lo dudo después de la patada que le di y si a eso le sumamos la desnutrición y la deshidratación tendremos a un muñeco de trapo completamente sumiso, es matemática pura.

-Así que -camine por la habitación buscando el utensilio correcto, me quería esforzar especialmente en él -trataste de escapar -complete mi frase- ¿Acaso no te tratamos bien aquí? -cuando no obtuve respuesta de su parte tome el bisturí que tenía a mi izquierda y se lo lance tratando de no dar en ningún punto vital, el gruñó de dolor- cuando hago una pregunta me gusta que me conteste.

Asesinato Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora