XIX: esperar

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"esperar"



Corro por el bosque. Un bosque que se parece mucho al del doce, pero no sé qué no es.

Corro porque algo, o alguien, me persigue. Intento mirar detrás de mí pero mi cabeza no gira, lo que me pone todavía más frenética de lo que ya estaba. Comienzo a correr más rápido, hasta que todo a mí alrededor se vuelve borroso.

Me quedo sin aire, pero sigo corriendo.

De pronto, el piso desaparece y caigo al agua. Sé nadar, pero de pronto, más rápido de lo que puedo mover mis brazos, el agua comienza a ser demasiada y no llego al borde para poder avanzar. Intento bucear, pero el peso del agua es demasiado. Aun así continuo con mis intentos.

Alguien, o algo, me saca del agua, pero cuanto intento ver, estoy sola en medio de una ciudad. Y de nuevo siento que tengo que correr, y eso hago. Corro dentro de un edificio, y de pronto estoy en mi escuela del doce, pero nuevamente es como si supiera que no lo es. El pánico comienza y quiero salir de este sueño, pero no sé si es un sueño.

Todo se vuelve oscuro, y corro. Estoy sola, desarmada y con mucho pánico. Me toco el vientre y siento que mi hijo no está ahí, mas no recuerdo haber dado a luz, lo que me hace pensar que esto tiene que ser una pesadilla.

Pero saber eso no hace que me tranquilice, porque me hace querer salir, no obstante no sé cómo hacerlo, lo que me pone nerviosa hasta el punto de querer llorar.

Corro, que parece que es lo único que puedo hacer.

Corro, hasta que choco con algo y caigo. O más bien alguien. Cuando miro hacia arriba, un montón de chicos y chicas vestidos como yo, pero que no se les ve la cara, apuntan sus distintas armas hacia mí.

‒ ¡mátenla!‒se escucha la voz de Snow desde la nada‒ ¡que tenga el mismo destino de sus padres!

‒ ¡NOO!‒grito.

‒ ¡NOO!‒grito.

‒ ¡Maddi!‒dice una voz femenina que reconozco, pero no veo a nadie más que a esos chicos que quieren matarme‒ ¡Maddi, despierta!

Abro los ojos y me doy cuenta. Estoy en mi dormitorio, que estos días comparto con Delly, ya que su hermano se queda con los Hawthorne, mientras mi tío, mi novio y mi mejor amiga están en el distrito dos.

Se fueron ayer, pero se siente como si se hubieran ido hace una eternidad.

Teniendo cuatro meses y medio de embarazo, la señora Everdeen me había advertido ya que tendría pesadillas, pero nunca pensé que podrían ser así.

Estoy toda sudada y me duele la garganta. Por la cara de Delly, debe haber sido terrible para ella verme teniendo la pesadilla.

‒ ¿Cuánto tiempo estuve así?‒pregunto, y noto la voz ronca.

‒mucho. ¿Qué soñabas? ¿Quieres agua?

‒sí, gracias. No sé‒. Miento‒. No recuerdo. ¿Dije algo?

‒solo gritabas "¡NOOO!" y te revolvías.

Tomo un trago del vaso que me alcanza y me retuerzo para salir de la cama, que está toda mojada, por lo que saco las sabanas y las pongo en el cesto de la ropa sucia.

Madge. La historia que nadie conoce...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora