- Yo...
- ¿Tú...?
Número Cinco hizo una mueca y desapareció de la fiesta.
- No entiendo por qué pierdes tu tiempo con él.
- ¿Sabes? Yo tampoco lo entiendo. - Teufel tomo a Número Ocho del brazo y la llevo a una mesa de comida.
Por otro lado, Número Cinco se encontraba en su habitación, mirando al techo.
La curiosidad de saber como terminaría con Número Ocho lo estaba matando por dentro. Soltó un suspiro largo y se levantó, viajaría en el tiempo de nuevo, eso estaba seguro.
Trato de concentrarse lo más que pudo, luego de unos segundos ¡Bum! Había avanzado un par de meses. Entro a la academia sin hacer ruido, todo estaba callado, había silencio, demasiado silencio. Busco a sus hermanos, ninguno estaba ahí.
- ¿T / n? ¿Luther? - se quedo callado unos segundos, nadie contestó.
Bajo el sótano de la casa estaban todos, atados a unas cadenas, llenos de heridas.
Número Cinco bajo en silencio, sus hermanos estaban lastimados, no había señales de Reginald, Pogo o Grace.
Y, ahí fue cuando su corazón se rompió; Número Ocho estaba muerta, tenia varias heridas en el pecho, aunque no sabia si eran de un arma de fuego o un arma blanca.
- T / n... - susurro con los ojos cristalizados, Cinco no era de llorar, de hecho creía que eso era para débiles.
Corrió hacia la parte superior de la casa y se transportó a la fecha en la qué estaban, al primero de octubre.
Reviso toda la academia, no encontró a nadie.
Se teletransporto hacia la fiesta. Ahí seguían sus hermanos, incluso Pogo, Reginald y Grace estaban ahí.
- Moriremos - Número Cinco le susurro a Ocho, la cual solo lo ignoro.
- Escuchame bien Klaus, dentro de unos meses algo o alguie..
- No no no Cinco, no me vengas con tus ideitas de que debemos salvar al mundo. Ya lo he dicho, el tío Klaus no le entra a eso. - le dio un par de palmaditas en el hombro y fue a beber algo.
Número Cinco miro a todos en la fiesta, la única persona que lo había ayudado en sus locuras ahora lo ignora, todo por su maldito genio.
- Bien, váyanse todos al carajo.
- Número Cinco, cuida ese vocabulario. - Pogo hablo con voz alta, casi gritando, la música no dejaba escuchar casi nada.
Número Cinco se sentó en una mesa alejada y se recargo en esta, acostandose.
- Escuche que habrá otro.. Apocalipsis. ¿lo he causado yo? - Vanya susurro acercándose a Cinco, Reginald le había bajado casi por completo a la música.
- No, Vanya. - respondió sin abrir los ojos, manteniendo su entrecejo fruncido.
Número Siete asintió y se alejo.
Número Ocho miró a Cinco y dirigió su mirada de nuevo hacia los demás de la fiesta. En el fondo del local había Seis cajas de regalo.
Casi al finalizar la fiesta Número Ocho hizo qué todos se colocarán detrás de la caja que contenía su número.
- Venga, abranlas.
Cada uno abrió su caja, encontrando un regalo y una carta.
Número 1 y Número 3 encontraron un par de peluches qué se "complementaban". Además Número 3 encontró el collar qué Luther le había dado hace años.
En la caja de Número 2 había un juego de cuchillas y navajas "personalizados".
Número 4 recibió una pijama de cuerpo completo de Tigger, Número Ocho tenia uno de Winnie pooh. Además en la caja había un frasco con las "pastillas" favoritas de Klaus.
Dentro de la caja de Número 5 estaba delores, vestida con un fino traje con lentejuelas.
Número 7 obtuvo un violín que tenia tallado "Vanya" en la parte trasera.
Todos fueron a abrazar a Ocho, todos excepto Cinco, esté solo saco a Dolores de la caja y la miro con detalle, seguía igual desde la última vez que la había visto.
- Creí que si tenías en la academia a alguien que te entendiera, serias menos infeliz. - Número Ocho lo miro alzandose de hombros.
Número Cinco bajo la mirada y tenso su mandíbula. Dejo caer al maniquí y se acerco a Ocho con rabia.
- Escuchame, niñata. Tal vez seas la favorita de papá y mamá, tal vez todos aquí te adoren, pero creeme que haré todo lo posible por que tu vida sea un maldito infierno, odiaras cada segundo qué pase, después de todo puedo hacer qué tu infierno dure el tiempo que yo quiera. - Número Cinco, furioso, le dio un golpe en la mejilla a Número Ocho, luego se acerco a sus labios quedando a milímetros y desapareció.
El golpea había dolido, y mucho, incluso había dejado una marca en la mejilla de Ocho.
Número Cuatro se acerco a su hermana y le acaricio la otra mejilla.
- No vale la pena ¿recuerdas? Ven, vamos a casa.
Ocho se aguanto las lágrimas y tomo a Klaus del brazo transportandose hacia la academia.
Los demás comenzaron a recoger el lugar; mientras tanto Cinco estaba en su habitación, acostado en la cama mirando vagamente al techo, había sido un tonto, aunque no lo admitiera.
Debía arreglar las cosas con Ocho.
Al terminar todos se fueron a dormir, Número Ocho durmió en la habitación de Klaus.
- T / n.. ¿Estas despierta?
- No Klaus, estoy dormida..
- Oh, esta bien. - Número Cuatro miró al techo y luego hizo una mueca confundida. - ¿De verdad estas dormida?
- ¿Qué pasa Klaus?
- Tengo hambre.
Número Ocho se sentó en la cama y se asomo a un costado de esta.
- Vamos abajo por algo de comer.
Número Cuatro asintió y se levantó del suelo con una amplia sonrisa, dando pequeños saltos en su sitio.
Número Ocho se coloco un par de pantuflas de lobo y ambos bajaron a la cocina. Número Cuatro reviso la nevera, buscando algo para poder comer.
No había nada.
- ¿Qué tal esto? Se ve muy comestible. - sonrió y le dio una mordida a una barra de jabón con olor a chocolate.
- ¡Klaus, escupe eso! - Número Ocho brinco sobre la espalda de Cuatro.
Número Cuatro sonrió y sujeto a Ocho de los muslos para que esta no cayera, aunque al final ambos terminaron en el suelo, Ocho arriba de Cuatro, abrazandose y riendo.
- Eres la mejor hermana qué pude haber deseado.
- Y tú eres el mejor regalo que el universo pudo darme.
Ambos sonrieron abrazandose. Un gruñido se escucho desde la oscuridad;
alguien los vigilaba.
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The Time Is Over | Five & Tú |
SonstigesLa peculiar y única familia Hargreeves; Dos tutores y Ocho niños qué se dedican a salvar al mundo con sus habilidades especiales. O eso es lo que aparentan. Ellos jugaban a ser superheroes, pero el juego no duro mucho.