— ¿Cómo es que siguen vivas? — Ocho se levantó y se puso junto a Cinco.
— Hierba mala nunca muere, querida. — La de cabellos blancos guiño un ojo y soltó una risa.
— ¿Dónde está su amado hermano Diego? Tengo asuntos pendientes con él.
— Acabemos con esto de una vez. — Cinco intento teletransportarse. — Estúpidas esposas...
Ocho miro a su alrededor y tomo un tenedor clavandolo en la pierna de Lila.
— Maldita copia mía. — Se quitó el tenedor y lo tiro al suelo.
— Cinco tiene razón, acabemos con esto. — Bajo el arma y le disparo a Ocho en el pie. Luego ambas desaparecieron gracias a un maletín qué Lila traía.
— ¡Demonios, T / n! — la cargo y camino hacia la academia lo más rápido que pudo. — ¡Papá! ¡Mamá! ¡Pogo! — No obtuvo ninguna respuesta. — ¡Luther! ¡Ben! Ayuda...
No había nadie en la academia.
Ocho se desangraba con rapidez y Cinco no podía hacer absolutamente nada.
— Resiste T / n. — corrió hacia el laboratorio y la colocó en una camilla. Luego tomo unas pinzas y corto las esposas.
Él estaba acostumbrado a asesinar personas, no ha curarlas.
Reginald y Pogo entraron al laboratorio después de un rato, al ver a Cinco cubierto de sangre y a T / n en la camilla se acercaron.
— Número Cinco, sal de aquí. Pogo trae mis cosas.
Cinco apareció en la sala donde se encontraban todos. No le dirigió ni una palabra a nadie.
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— ¿Y cómo esta, padre?
— Número Ocho perdió algo de sangre, pero esta bien. Tendrá que estar en cama por algunos días, luego usará muletas. — Reginald se retiro a su oficina y Cinco entro a la habitación.
Número Ocho dirigió su mirada hacia Cinco, esté le respondió con una sonrisa.
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— ¿Por qué se quitaron las esposas? Aun no debían hacerlo.
— Vete al diablo, Diego. — Número Cinco caminaba a la habitación de Ocho con ella en brazos. — Tu estúpida noviecita casi nos mata.
La cara de Dos paso de un rostro burlón a una cara de confusión.
— ¿Lila sigue con vida?
Cinco cerro la puerta de la habitación y acostó a Ocho en la cama, acomodandole las almohadas y cobijas.
— Primero Ben y ahora La encargada y Lila. Algo no anda bien. — Cinco se sentó sobre la cama y soltó un suspiro.
La chica se rasco la cabeza nerviosa y asintió ante lo que dijo el contrario.
— Descansa, más tarde vendré a ver como estas.
Número Cinco desapareció y Ocho soltó un suspiro mirando su pierna vendada.
— Hay papá, tendrás que pagar esto, y te costará mucho. — murmuro apretando la mandíbula. Recorrió su habitación con la mirada y tomo su móvil checando algunas aplicaciones.
Número Cuatro entro a la habitación cargando una caja, al final dejo esta frente a T / n y sonrió emocionado.
— Pulguita, Mira lo que te traje. — comenzó a sacar todo. Había sabritas (frituras), golosinas, gomitas, chocolates, cupcakes, dulces con chile, había una pequeña cobija suave qué tenia de estampado el logo de la academia y el nombre de todos. — Me quedaré aquí a cuidarte.
Ocho le dedico una sonrisa y tomo una de las golosinas llevandosela a la boca. Cuatro encendió la tv de la habitación y puso alguna película.
Desde que habían regresado todo había cambiado. Reginald ya no era tan exigente, además Pogo y Grace se habían encargado de colocar Tv's en las habitaciones de los niños, y cada uno contaba con un dispositivo móvil, ya sea para las misiones o para uso personal.
12:00am.
Número Cinco regreso a la habitación de Ocho. Klaus y T / n dormían abrazados en la cama, la tv estaba encendida y basura de dulces estaba regada por la habitación.
— Gracias por tus cuidados Klaus. — Cinco se acerco a ellos. — Pero ella no te necesita. — Empujó a Cuatro haciendo qué este caiga de la cama.
Número Cuatro se despertó por el golpe y se sentó en el suelo. Volteo hacia la cama y vio a Cinco abrazando a Ocho mientras intentaba dormir.
— Tus celos te consumen poco a poco, Cinco.
Cuatro se levantó del suelo y salió de la habitación.
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The Time Is Over | Five & Tú |
RandomLa peculiar y única familia Hargreeves; Dos tutores y Ocho niños qué se dedican a salvar al mundo con sus habilidades especiales. O eso es lo que aparentan. Ellos jugaban a ser superheroes, pero el juego no duro mucho.