Male companion ¦ KSJ+JJK

»seis;

»15:23 pm»

La luz roja dura para siempre.

No hay otros coches en ninguna parte. No hay tráfico, pero me siento aquí pacientemente siguiendo las reglas y escuchando el ronroneo de mi camioneta. Yo podría simplemente ir. Podría romper la regla y simplemente volar a través del rojo. Sin embargo, aquí me siento, dulce como siempre, esperando que el color de una luz me dé permiso para pisar el acelerador. El ronroneo del motor me recuerda el zumbido de la calefacción automática en la casa de Jungkook. Tan solo al escucharlo, entro en trance, imaginándome envolviendo a mi chico de cabello negros en mis fuertes brazos en su sofá o en su cama.

Mi teléfono suena. Naturalmente, lo puse en mi regazo para que el dispositivo envíe una repentina y no desagradable ola de vibraciones a través de mi lugar feliz. Para verlo, descubro que no es el cliente que esperaba.

Es Jungkook.

No me ha hablado desde la noche del cumpleañero. Cuando regresé a su casa después de mi cita, nadie vino a la puerta. Una parte oscura y morbosa de mí se preguntaba si se había hecho algo por sí mismo. Mi mente se llenó de visiones de él yaciendo sin vida en el suelo ante su sofá en el que habíamos dormido una docena de veces. O en la alfombra de su habitación. O en su bañera. Solo los pensamientos me enfriaron de la manera más fea que tuve que cancelar en un cliente porque de repente tuve la necesidad de vomitar en un macizo de flores cercano. Como no había comido en todo el día, no había regalos en mi vientre para ofrecer la flora de colores brillantes.

Ellos estaban agradecidos.

Traigo el teléfono a mi oreja—. ¿Kook?

— Te das cuenta de que estoy realmente enojado contigo, ¿verdad?

Yo trago—. ¿Porque no me quedé?

— No es eso. —Se aclara la garganta, arruinando mi oído con estática y pelusa—. Debido a que me veo obligado a pasar la semana con mi madre y mis parientes viejos, no sé quién ha volado a la ciudad y aún no se ha ido, a pesar de que el servicio de mi padre fue hace más de una semana.

No estoy seguro de qué tiene esto que ver conmigo. Pero seguir la lógica de Jungkook, considerando su estado mental, no es lo más fácil de hacer.

— Y, —continúa—, mi querida y dulce madre me acosa de estar soltero por el resto de mi vida. Soy demasiado bonito para estar soltero.

— ¿No has conocido a la chica correcta?

— Lo que estoy diciendo es, ¿cuánto me va a costar que traigas tu trasero hasta aquí y que finjas ser mi novio? —Él espera exactamente cuatro segundos una respuesta antes de agregar:—. ¿O hay alguna lista larga? ¿De doncellas en apuros tienes que follar primero?

— ¿Donde vive tu madre?

— A diez minutos en auto por la autopista norte, salga por donde se
encuentra el sheraton (gran cosa destruida, no se lo puede perder), ingrese a Yeongdong, Chungcheong a la derecha, una gran comunidad cerrada. Dígale al tipo al frente que está aquí por el prince Jeon. Una reunión familiar de bienes raíces, ellos zumbarán una cosa, te dejarán pasar, bla, bla. ¿Cuándo puedes estar aquí?

Un auto toca la bocina detrás de mí. Miro hacia arriba para encontrar que
la luz se ha puesto verde.

— Ya estoy en camino. —Cuelgo, arrojo el teléfono al asiento del pasajero, pisoteo el acelerador y reduzco cada vez menos la distancia entre Jungkook y yo.

La autopista, repleta de tráfico ruidoso con la forma de todas las marcas de automóviles, tamaños y colores imaginables, es mucho más larga que el valor de diez minutos de camiones gráciles. Un total de treinta y cinco más tarde, estoy escuchando por fin el dulce tictac de mi señal de giro cuando salgo justo donde está el hotel gigante lleno de al menos veinte de mis proezas sexuales, y luego me voy por el camino.