Konosuba: El sacrificio de la Diosa

Epílogo. El Final Que Debió Ser (Resubido)

Tras realizar la purificación, todo volvió a la calma, el Rey Demonio ya no estaba se había ido, pero, Kazuma también se había ido...

*Snif* *Snif*

Se ve a una chica de pelo azul, sentada en el piso, llorando, al fin, al fin todo ha terminado, pero, ahora todo es como al principio, toda esta travesía, ¿¡para qué!? Para no estar con Kazuma, que clase de broma es esta...

Mientras la diosa aún meditaba que hacer con su vida, todo empezó a hacerse casa ves más luminoso, como si la luz estuviera absorbiendo la dimensión. Lo último que Aqua vio, es como Iris, acompañada junto con sus compañeras aparecían en la sala, sin embargo, dentro de poco nada importó, la luz se hizo tan fuerte, que pronto no se pudo ver nada, simplemente, perdió el conocimiento.

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- Aqua, Aqua, ¿estás bien? ¿Me escuchas? ¡Aqua!

La diosa empezó a despertar, presenciando un escenario que no creyó posible...

La voz que escuchaba, era la voz de Kazuma, pero, no solo estaba el, también estaban Megumin, Darkness, Yunyun y el sujeto de la espada.

Al abrir los ojos, vio un escenario el cual pensó que era simplemente un recuerdo. Ella y el grupo, se encontraban en el castillo del Rey Demonio, pero no aquel que se encuentra en el infierno, no, sino aquel palacio que se encontraba en la tierra. De alguna forma, de algún modo, estaba de vuelta, de vuelta al principio, en el mismo escenario en donde ella se había sacrificado por su amado. A unos metros, yacía el Rey Demonio, con una cortada profunda en su cuello, crédito ''del aventurero más débil'', Kazuma Satou.

- ¡Kazuma! – Exclamó la diosa, lanzándose a abrazar al castaño, el cual se notaba confundido.

- ¿Eh? Aqua, ¿qué estás haciendo?

- ¡Kazuma! Después de tanto tiempo, por fin, por fin puedo abrazarte

- ¿Eh? Pero si solo han pasado unos minutos, el Rey Demonio casi te lastima, pero lo derroté, yo, el gran Kazuma, deberías agradecerme eh, diosa desagradecida

Normalmente, comentarios como este de parte del oji verde terminarían en una discusión y una pelea, en la que eventualmente la diosa y el chico terminarían jalándose la mejilla, pero... La diosa estaba tan emocionada por encontrarse con el amor de su vida, que ignoró sus palabras.

- Kazuma, te... te extrañé tanto

- Oye, me estás ahorcando, no es para tanto, volvamos a la mansión para celebrar esta noche ¿sí? ¿Quieres una botella de vino?

- No está mal, pero si me acompañas – Dice la diosa, aún montada y aferrada al castaño, el cual se puso rojo de los nervios. Que la diosa sea tan cariñosa, es algo extraño para él, por lo que esta aun con un poco de sospecha.

Para el desconocimiento de la diosa, esta versión de Kazuma no recuerda nada más allá de la batalla con el Rey Demonio... Por el momento, es como si todos los hechos ocurridos, el viaje y el sacrificio, fueran parte de otra línea dimensional...

Antes de que el aventurero y su equipo den un paso más, una luz mágica se forma alrededor del castaño y de la diosa, una luz similar a cuando los dos fueron invocados a este mundo de fantasía.

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Al abrir los ojos, se encontraban de nuevo en el purgatorio, aquel mismo lugar en donde Kazuma y Aqua se encontraron por primera vez; solo que, esta vez, quien está frente a ambos es la diosa de la suerte, Eris.