III.

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— Wow...— musitó Rin cuando llegó a la playa. El lugar era una completa locura, un montón de personas se encontraban aglomeradas disfrutando de una gran fiesta ambientada con música electrónica.  Bien sabía ella, las mejores fiestas playeras se localizaban en su hermosa Miami, por lo tanto nunca se aburría al ir a aquel estado.

Sonrio entusiasmada en lo que caminaba entre la gente intentando dar con Matthew, saludó a gente que ni siquiera conocía y pasó por la barra a buscar un trago que la hiciera entrar en calor.

Para su mala suerte, no pudo encontrar a su amigo en las dos primeras horas que pasó caminando de aquí allá, por lo tanto, se mantuvo  hablando con algunos grupos que la unieron de inmediato al verla sola.

Uno de los rasgos más destacables de Rin Hudson, era su gran capacidad de hacer amigos casi instantáneamente, pues contagiaba su alegría y buenas vibras hasta al más amargado.

— Oye, Rin, ¿cierto?— habló una castaña que se encontraba bailando a su lado. Rin asintió— Luces como si estuvieras buscando a alguien.—

— De hecho sí, a mi amigo Matthew. Pero aún no he podido.— hizo una mueca y la chica llamada Emily la imitó— Hay mucha gente.—

— Sip. Esta es la mejor época del año para hacer fiestas y todos vienen aquí. ¿Es tu primera vez en Miami?—

— No, he venido en varias ocasiones, pero es la primera vez que estoy en una fiesta tan...grande.—

— Te acostumbrarás.— rió ella y Rin soltó una risita, terminando el tercer vaso de ¿Daiquiri? O algo parecido.

Para la cuarta hora que llevaba en la playa, Matthew aún no había aparecido y eso ya la estaba preocupando. Le había enviado cerca de diez WhatsApps y también lo había llamado unas ocho veces pero parecía que su teléfono estaba apagado.

La azabache suspiró yendo a la barra por sexta vez en la tarde totalmente sedienta de un poco de agua, era muy necesaria luego de que sintiera cómo el alcohol que había estado ingiriendo comenzaba a hacer efecto en su sistema. Para su buena suerte, los asientos estaban desocupados debido a que toda la gente se encontraba bailando en la arena así que no dudó en sentarse a esperar ser atendida. Rápidamente se distrajo observando a los muchachos detrás del bar hacer malabares con las botellas, jugar y servir los tragos durante unos minutos hasta que finalmente su turno llegó.

— Bueno, bueno. ¿Qué tendré el placer de servirle a tan hermosa mujer esta tarde?— un chico de ojos claros y tez morena miró a Rin con una radiante sonrisa. Ésta le sonrió con menos entusiasmo.

— Sólo quiero una botella de agua para hidratarme. Estoy muriendo de sed.—

— ¿En serio? ¿Sólo agua? Estás ante el mejor bartender del lugar ¿y sólo me pedirás una botella de agua?— esto hizo reír a la azabache, y seguidamente asintió mordiendo levemente su labio.

— Lo siento, es lo que necesito por ahora.— se encogió de hombros, aunque...ya estaba comenzando a tentarse de un buen trago.

— Bien, bien.— le tendió una botella y ella agradeció— La próxima vez que aparezcas aquí y pidas algún trago, solo búscame y te lo daré gratis, solo para probarte que soy el mejor en lo que hago.— le guiñó un ojo.

— Bueno, en ese caso tendré que venir pronto, ¿no es así?— alzó una ceja de manera provocativa, pero sutil— Ya quiero ver que tan...bueno eres.— se paró de su asiento, lista para seguir con su búsqueda. Realmente esperaba que él hubiera captado su comentario con doble sentido, y es que a veces los hombres eran tan patéticos que debía de ser bastante directa para lograr lo que quería.

Hilo Rojo. [+18] PAUSADA TEMPORALMENTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora