XV

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Luego de haber tenido esa acalorada discusión con su prima, Kagura despertaba a la mañana siguiente en un lugar que no recordaba haber visto antes.

Recordaba que, una vez fuera del lujoso cuarto donde Rin se hospedaba, le pidió a su chofer que la llevara al primer bar que encontrara, pues estaba decidida a beber hasta perder la conciencia. Una vez que comenzó con su primer whisky, pensó en lo que le había dicho su madre luego de su fiesta de compromiso...no quería creer en ello, Rin no podía ser capaz de querer arrebatarle lo que le pertenecía, ¿No?

Un dolor de cabeza la atravesó, haciendo que se quejara levemente. Sólo así fue que momentos después sintió el peso de un brazo rodear su cintura. La pelinegra se tensó enseguida, no queriendo girarse.

¿Acaso ella se había acostado con un desconocido?

Se volteó con cuidado, su corazón latiendo con fuerza... sintió su sangre helarse por completo, quería desaparecer en ese mismo instante.

— ¿K-Kirito?— susurró. ¿Cómo es que había llegado a esa situación tan vergonzosa?

Maldita sea.

Lentamente se levantó de la cama intentando no despertarlo y, una vez que lo logró, corrió al baño y se encerró dentro. No entendía ni recordaba nada de lo que había sucedido la noche anterior. Era casi imposible que ella tuviera el número de Kirito agendado en su teléfono, así que no comprendía cómo, en tal estado de ebriedad, pudo haberle marcado al moreno.

Necesitaba preguntarle qué es lo que había sucedido, el por qué lo había llamado y cómo fue que terminaron enredándose, pero no se sentía valiente como para enfrentarlo.

Unos suaves toques sobre la puerta hicieron que su nerviosismo aumentara. Eso quería decir que el joven había despertado.

— ¿Kagura?— se escuchó del otro lado— ¿Puedes salir?—

¡Carajo!

No sabía qué hacer.

— U-Un momento.— respondió ella. Respiró pausadamente, dándose ánimos. Tenía que comenzar a arreglar el desastre que era su vida, y empezaría por el chico que se encontraba del otro lado de esa puerta.

Tomó la perilla y suavemente abrió, encontrándose con unos profundos ojos color caoba. El joven la miraba con una ceja levantada.

— Kirito...—

— Antes que nada, quiero que sepas que anoche no nos acostamos.— la interrumpió — Si eso es lo que te pone nerviosa...no te he tocado ni un pelo. Menos en el estado que estabas.— metió sus manos en los bolsillos de su pantalón corto— Sé cuál es tu posición y no quiero quedar en medio de un escándalo de snobs.—

— ¿S-Snobs?—

— Kagura, yo...— suspiró — Me has puesto el mundo de cabeza desde la primera vez que te ví entrar al spa. Admito que al principio, lidiar con tu carácter fue algo chocante...pero cuando no estás rodeada de la gente que ví en la fiesta de compromiso...eres realmente tú. Y esa Kagura es la que me vuelve loco: una mujer sencilla y de buen corazón. La versión que he presenciado aquella noche no eres tú.—

La pelinegra tenía sus ojos llenos de lágrimas. A esas alturas, no podía creer que alguien pensara de esa manera. No podía creer que Kirito haya visto ese lado de ella.

— Sí soy yo. Esa mujer falsa, hambrienta de dinero y fama es la Kagura que me han enseñado a ser. Y así lo he aceptado, porque...tal vez...—

— ¿Porque tal vez, qué?— se acercó a ella— Sabes que mientes, y que eres mucho mejor que eso. Kagura, no necesitas un hombre o un apellido que te dé un lugar en ese mundo. Si quieres ser exitosa, adinerada, lo puedes conseguir por tus propios medios. Además, ¿Quieres atarte a ese tipo de por vida? ¡Se notaba a leguas que quería huir de ti! ¿A eso le llamas vida?-- tomó su mano-- ¿En serio quieres eso para tu futuro? ¿Aún a costa de tu felicidad?--

Hilo Rojo. [+18] PAUSADA TEMPORALMENTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora